Apenas quedan unos días para que el año en que fuimos centenarios sea historia y miras para atrás y te das cuenta de que han sido doce meses de emociones. Me quedo con algunos momentos que han sido mágicos y están incluso por encima de lograr resultados deportivos, que son en el fondo la madre del cordero en esto del fútbol. Uno fue la mañana en que un grupo de valencianistas quedaron junto a Mestalla para caminar hasta el kilómetro cero del valencianismo, allá donde todo empieza, con el único ánimo de celebrar que somos valencianistas y agradecer a nuestros padres por inculcarnos ese sentimiento para toda la vida. Aquello fue una cosa íntima y casi silenciosa que tuvo su continuidad días después en el estadio de Mestalla. En el viejo coliseo estalló la magia con el Partido de las Leyendas y lo íntimo y silencioso se convirtió en delirio colectivo. Pocos pensábamos que semanas después estallaríamos de alegría porque el Valencia CF cuadraría el círculo y, siendo más bronco y copero que nunca, le ganaría la final de la Copa al Barça.

Y con eso me quedo de 2019 que se nos va, que el Valencia CF fue más fiel que nunca a su esencia y a su historia el año en que cumple cien, y cuando todo parecía perdido, se agarró la voluntad de querer llegar para ser campeón contra todo pronóstico. Y sin ánimo de querer quitarle un ápice de mérito a Marcelino y a los futbolistas, he de decir que más de una y de diez veces he pensado que alguien con mucho poder lo tenía todo planeado para que fuese com fue, para que el año del Centenario terminara con una celebración apoteósica por las calles de la ciudad. El otro día fuimos a correr a Foios y el 'Lluno' me volvió a contar una anécdota que resume 2019. Y digo me volvió a contar porque me la ha contado más de tres veces. Empieza recordando cuánto sufrió temporadas atrás cuando su hijo no quería ir a Mestalla pero "yo peleaba Carlos, y le insistía para que me acompañara". El día de la final de Copa del Rey fueron juntos a la carpa del río, y cuando terminó el partido le dijo al pequeño una frase que parecía esperar en su corazón hasta que llegara el momento preciso: "Veus fill como el Valencia CF també guanya?". Y siempre me cuenta que no se le olvidará la cara de felicidad del niño y yo siempre le respondo, "Lluno, eixe xiquet ja és valencianista per a tota la vida i ell encara no ho sap". Y los dos seguimos corriendo y hablando del Valencia CF mientras los demás nos adelantan como si les fuese la vida en cada zancada. Ellos se lo pierden.