Cuando solo se llevaban catorce segundos de partido, repito, solo catorce segundos después de que el colegiado pitara el inicio, Palomino reventó a Guedes en una jugada en el centro del campo. No hacía falta ser un lince para saber que la Atalanta iba a meter toda la intensidad del mundo al partido. ¿Y contra eso, qué? Contra eso no la misma intensidad, que manda narices, y sobre todo errores y más errores individuales. Vayamos por partes. La jugada que precede al 3-0, que es el gol que revienta el partido y posiblemente la eliminatoria, lo resume a la perfección. Atacaban los italianos, el balón llega a los centrales del Valencia CF y lo regalan de manera parsimoniosa. Sin necesidad ni presión alguna para ello, la defensa del Valencia CF devuelve el balón a la frontal. Y siguen jugando y marcan gol después de que Kondogbia no ganara un balón dividido. Fue Kondogbia como podía haber sido cualquier otro porque llega con un disparo desde la frontal, cuando el propio Celades admite después que sabían que son peligrosos en esa faceta. ¡Dos goles marcaron desde la frontal! El Valencia CF perdió en Milán por errores individuales de sus futbolistas, lo que pasa es que hubo errores individuales de todos los colores. Pérdidas innecesarias en el centro del campo, malentendidos en defensa, balones divididos perdidos, malas decisiones en jugadas que podían ser determinantes, y muchos goles fallados. Tenían razón los parabólicos. La Atalanta es un avión en ataque, muy directo y con muchos registros diferentes, pero concede mucho atrás. Y el Valencia CF no lo aprovechó. ¿Podemos resumir el partido en que la Atalanta acertó de cara a puerta más que el Valencia CF? Pues francamente diría que no. Las estadísticas no siempre resumen los partidos de manera fidedigna, y en Milán hubo algo más que un equipo que acertó con el gol y otro que no. Los errores individuales son innegables -y ahí cuentan los goles cantados fallados- pero no es de recibo que este equipo reciba tantos goles. Lo he dicho muchas veces y hoy una más. Por mucho que los futbolistas se vaciaran en busca de un gol que les metía de lleno en la eliminatoria y que no llegó aunque lo merecieron, no puedes jugar un partido de ida de octavos de final de la Liga de Campeones y que te metan cuatro goles. Es ridículo. Celades, ¡es ridículo! Recibió un equipo que defendía bien y ahora no defiende bien. Y ahí él sale en la foto. En los dos últimos partidos el Valencia CF se ha obligado a marcarle tres goles al Atlético de Madrid para sumar tres puntos y cinco para ganar al Atalanta. Es surrealista. Tengo claro que el plan que tienen Celades y César para el futuro no pasa por marcar tres o cuatro goles por partido para ganar o empatar, pero si no construyen un equipo desde la defensa, le dirán al mundo que llevan la ‘L’