Suenan tambores de guerra por la renovación de Ferran Torres antes de que nada suceda. En la batalla las cartas están marcadas y pase lo que pase los hay que tienen claros los culpables. Por lo que sea, la situación ha llegado a tal extremo, que la negociación ha de ser dura por narices y ha de tener capítulos desagradables por narices. Sucede en muchas negociaciones para renovar a futbolistas que tienen mucho futuro. Espero que las partes sepan entender que es mejor no escampar hacia afuera porque puede salpicar a todos. Es evidente que el jugador tiene menos que perder porque por delante, sea donde sea, tiene un futuro muy prometedor. Eso se lo ha ganado él.

La postura del Valencia CF es más débil, tiene menos fuerza a la hora de hacer de contrapeso, y lo debe asumir. Si de verdad, repito, si de verdad las dos partes quieren renovar el contrato, se renovará el contrato. Quien saque la patita primero para poner el ventilador en marcha y querer ganar la 'batalla' desde el entorno, será el primer sospechoso de que dice una cosa pero hace otra. En este sentido, conviene tener muy claro cuándo un mensaje/idea/información viene de verdad desde una de las partes y no desde focos con intereses que nada tienen que ver con la negociación en sí. El futbolista debería estar renovado hace mucho tiempo y es evidente que esto le permite tener mejores cartas en la partida. La negociación hay que afrontarla desde la realidad del momento. En este sentido, no hace falta que el representante de Ferran diga nada para que todos tengamos claro que, dado su potencial y su situación contractual, a su puerta habrán llamado los equipos más poderosos de Europa. Si acaso, nos hace falta para saber qué equipos son y qué o cuánto ofrecen al jugador. Una puja a la que, por otra parte, el Valencia CF nunca puede acudir porque siempre será caballo perdedor. Siempre habrá un equipo de los gordos que le ofrecerá más dinero.

Lo que ha de ofrecer el club de Mestalla es otra cosa, por ejemplo un proyecto para hacer de Ferran su jugador franquicia y tratar de hacer un proyecto en el que un futbolista de su proyección y criado en casa, vea colmadas sus aspiraciones para que no tenga la necesidad de cambiar de aires para optar a cuotas y retos deportivos que en el Valencia CF suenen a quimera imposible, porque tan lícito es en un profesional querer ganar más dinero, como querer ganar títulos. Si tiempo atrás Ferran no se sintió respaldado por un entrenador del Valencia CF -Marcelino-, la realidad es que el entrenador fue a la calle, entre otras cosas, por no contar con los jugadores jóvenes en general y con él y con Kang In Lee en particular. En eso, hay empate.

PD: No entiendo que los aficionados que van a Mestalla se quejen de que la megafonía está muy alta y nada se haga al respecto. Mestalla es la casa del valencianismo.

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