Una vez la UEFA ha accedido a que la Eurocopa de este verano se juegue el que viene, lo más sensato que pueden hacer los clubes es tratar de jugar la Liga y terminarla. Para ello es necesario que la pandemia del coronavirus esté controlada, pero apurar hasta donde haga falta para jugar lo que queda de campeonato -desde primera división hasta abajo tanto en femenino como masculino-, es el mejor escenario imaginable en estos momentos.

La Eurocopa era el dique que todo lo contenía y ahora ya no está. Queda esperar a que escampe, y que los equipos, mini pretemporada mediante, se pongan de nuevo las pilas para encarar el tramo final de temporada. Tiempo tendremos de debatir si ha de ser a puerta vacía o con la afición en las gradas, aunque supongo que todos estaremos de acuerdo que el fútbol sin público en las gradas parece otra cosa. Por ello lo ideal sería que la Liga regrese con la gente en los estadios.

Dijo Rubiales que quiere una final de Copa con aficionados en la grada, por lo que espero que cuando sea, vuelva el fútbol con los aficionados en los estadios. De hecho, no se me ocurre mejor manera de celebrar que entre todos hemos superado al coronavirus que en Mestalla, la casa de todos los valencianistas y ante el Levante UD. Un derbi valenciano para decirle adiós a la pandemia y mirar al futuro con optimismo pero sabiendo lo mucho que ha costado superar el pasado reciente. Sí, lo admito, mi mente ha empezado a volar y no me he dado ni cuenta. Llámalo cuarentena... Esto no a hecho más que empezar pero todos hemos pensado en qué haremos cuando todo termine, porque estoy convencido de que entre todos lograremos que termine. Que si un almuerzo con los amigos, que si una paella con la familia o una buena mañana de running saboreando el fresco y saludando rebosante de alegría a todos aquellos con los que te cruces. Pero de todas las cosas que he imaginado hacer cuando todo acabe, la más simbólica será sin duda volver al viejo Mestalla. Y llegará el derbi de la ciudad y de nuevo el valencianismo se agolpará en torno a aquello que nos une, ver a nuestro equipo jugar a fútbol. Esa es la esencia del valencianismo, querer ganar cada partido, algo que tiene mucho que ver con la voluntad de querer llegar con la que se fundó hace ahora 101 años y un día.

El valencianismo es capaz de estar dividido cada día y por cualquier motivo, capaz de vivir como una pequeña guerra civil del momento situaciones que en otros equipos pasarían desapercibidas, y es así desde que Montes y Cubells lo dividieron en montistas y cubellistas, pero por encima de todo es ganador, por eso la posibilidad de la victoria, la posibilidad de ver ganar a su equipo bajo cualquier circunstancia y contra quien sea, es lo único que lo mantiene unido. Tornarem a Mestalla.

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