El debate está sobre la mesa y los clubes no van a tener más remedio que afrontarlo, y de hecho así va a ser. Pero también van a tener que afrontarlo, o mejor dicho, asumirlo, los futbolistas profesionales. Si algo ha demostrado el coronavirus es que no entiende de clases, ni tampoco de denominación de origen. Nadie está a salvo de ser infectado. La verdad es que puede ser todo lo maldita que queramos, pero la pandemia nos ha salido bastante democrática. Ni los de sangre azul están a salvo. Que se vaya a jugar lo que queda de los campeonato es una intención por parte de los distintos estamentos del fútbol, una intención que todos aplaudimos porque es evidente que es lo mejor. Que los aficionados regresen a los estadios para ver jugar a sus equipos será la mejor prueba de que, como sociedad, hemos vencido al coronavirus. Pero todos somos conscientes de que los quince días iniciales de cuarentena pueden ir a más, de hecho pocos quedan ya que no estén convencidos o conveciéndose de que así será -que se lo digan a la mujer del audio famoso que quiere conocer médicos y enfermeros en un hospital de La Ribera-. Por lo tanto, sobre la mesa está la posibilidad de que no se puedan jugar los campeonatos de fútbol que han quedado abiertos porque esto se prolongue en el tiempo. Si no termina la Liga, los clubes no percibirán todo el dinero previsto y presupuestado inicialmente por los derechos de televisión, y esto, tal y como está montado el fútbol en estos momentos es un problema serio. ¿Por qué creen si no que los clubes tragan con los horarios demenciales de cada jornada? El dinero de las televisiones es en estos momentos el ingreso más importante y seguro que tienen los clubes, y se tambalea debido al ‘democrático’ coronavirus. A él lo mismo le da periodista que electricista que futbolista profesional o político. Pero el asunto de fondo es otro, es que los clubes puedan plantearse la posibilidad de no pagar a los jugadores todo la ficha si el campeonato no se completa porque no tienen ese dinero ya que las televisiones no pagarán lo previsto porque faltan partidos por disputarse. En este sentido hay unas declaraciones de Carvajal, futbolista del Real Madrid y de la Selección Española, que dice que son personas y que si hay riesgo de contagio se niegan a jugar. Toda la razón tiene, la salud es lo primero, pero que asuman que les puede pasar como al resto de ciudadanos porque hay unas consecuencias económicas que ahora mismo son impredecibles. Por otra parte el debate se va también a lo ético. ¿Es un buen ejemplo para la sociedad terminar las competiciones para que el fútbol no salga perjudicado en lo económico? ¿Es ético jugar partidos aunque sea a puerta cerrada mientras la pandemia no esté controlada? ¿Es el fútbol un bien de primera necesidad?