Pues el abismo tendrá que esperar. Los tres puntos logrados ante Osasuna son algo más que una victoria, porque con ellos el Valencia CF salva la primera bola de partido. Pese a ello el equipo de Celades sigue teniendo muy difícil meterse entre los cuatro primeros de la clasificación, pero ahora se pueden aferrar a su propia teoría, la que han deslizado el técnico y algunos jugadores: son pocos partidos, cierto, pero la carrera es más larga de lo que parece. O dicho de otra manera, los partidos de final de temporada también valen tres puntos. Pero pasa que hay que llegar vivos a ellos. Por eso lo mejor que pueden hacer es olvidarse de medios y largos plazos y pensar en ganarle el miércoles al Eibar. El Valencia CF puede meterse en Champions la temporada que viene pero lo que no puede hacer es fallar más. Y ante el Eibar no vale otra cosa que no sea ganar. De que si la segunda parte fue floja y que si Osasuna fuese mejor habría empatado y todo eso... nada, el Valencia CF fue mejor, tenía que ganar el partido y lo ganó. No le demos más vueltas.

La gran chapuza

Sí podemos entretenernos en cambio con el asunto del VAR. Y es buen momento para decirlo hoy, desde la victoria. Es una chapuza. Así de claro. Pero lo peor de todo, es que ya parece deliberado. La tecnología llegó al fútbol para hacer justicia y para solucionar problemas de manera casi matemática y se ha convertido en todo lo contrario. Es tan arbitrario, que ahora mismo necesita demostrar su inocencia. Quiero decir que el VAR tiene que demostrarme a mí, y a muchos aficionados, que no es una herramienta en manos de los poderosos para hacer lo que más les convenga a ellos. No se sostiene que la misma tecnología anule el gol de Rodrigo ante Osasuna y conceda unos días antes el de Benzema ante el Eibar. De hecho, uno mira la imagen según la cual el VAR anula el gol de Rodrigo y es digna de Pepe Gotera y Otilio, chapuzas a domicilio. ¡Trazan unas líneas que tapan a los jugadores de tan gruesas que son y que encima no demuestran de manera exacta que el gol es fuera de juego! Para anular un gol tienen que poder demostrar de una forma casi científica que es ilegal. De lo contrario, el gol ha de ser legal. Y después de anular un gol a los tres minutos de partido, marca Guedes otro tras regatear a cuantos futbolistas le salen al paso, y se tiran dos minutos más revisando la jugada. ¡Pero si Guedes no hizo otra cosa que regatear rivales! Lo más curioso de todo es que al Valencia CF se le critica cuando no dice nada, y cuando dice se le echa en cara que lo único que ha logrado es enfadar a Rubiales. A ver, si fuese verdad que Rubiales toma represalias contra el Valencia CF a través de los árbitros, a lo mejor habría que criticar a Rubiales y no al Valencia CF... ¡Digo yo!

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