Antes lo digo antes aparece el primer síntoma. «De víctimas nada, tenemos equipo para competir», le dice un futbolista del Valencia CF a Andrés García, compañero de SUPER. A eso precisamente me refería hace nada cuando escribía que el Valencia CF de Javi Gracia tiene que saber hacer de la debilidad una virtud, tiene que aprender que hay maneras de hacer más con menos, que es difícil pero no imposible, y sobre todo que las posibilidades de que con menos calidad compitas mejor pasan por trabajar diferente, es decir, en bloque y de manera solidaria, y trabajar más. ¿Estoy diciendo que el Valencia CF de Javi Gracia puede hacerlo mejor que el de Marcelino? Pues no, nadie puede decir eso a estas alturas, cuando digo que puede competir lo hago tomando como referencia el Valencia CF de Celades, que es el más reciente. Y ese equipo tenía a Ferran, Parejo y a Rodrigo pero cuando llegó la hora de la verdad no supo competir. Al contrario, bajó los brazos de una forma penosa, algo que es indiscutiblemente responsabilidad de los futbolistas, pero tal y como yo entiendo esto del fútbol, si todos los futbolistas bajan los brazos o rinden por debajo de sus posibilidades, el primer responsable es el entrenador. Dicho esto, avancemos.

El caso es que a este equipo todavía le quedan futbolistas con carácter y la suficiente inteligencia futbolística como para rebelarse ante cuantos les condenan al ridículo antes de que empiece a rodar el balón -lo cual es toda una falta de respeto a ellos como profesionales- y para entender que dado el contexto actual, el camino más seguro hacia el éxito es el que parece que están tomando. Trabajar en bloque y con humildad. No hay nada mejor para unir a un grupo que encontrar un enemigo común, y ahora enemigos son todos aquellos que antes de que empiece la Liga no dan un duro por estos futbolistas. Un enemigo para unirlos a todos.

Por otra parte, tampoco pasaría nada si desde el club, desde Meriton, además de vender a cuantos futbolistas haya que vender para cuadrar los balances, se le ayuda un poco al entrenador. Tiene que ser posible vender y hasta regalar futbolistas con fichas que no puedes pagar si hace falta, con reforzar el equipo a bajo coste. No digo que fácil, digo que eso ha de ser posible porque el Valencia CF es un club de élite que compite al más alto nivel, y si al entrenador le van a exigir, a quienes toman las decisiones capitales -Lim y Murthy- y tienen el poder ejecutivo hay que exigirles también. La ecuación de no viene nadie si no sale nadie es demasiado simple y hasta cruel si aplicarla a rajatabla implica que llegas al inicio del campeonato sin refuerzos. Una cosa es convertir en virtud tu debilidad, y otra obviar que empieza la Liga y el entrenador está sin refuerzos y al borde de un ataque de nervios.

Más artículos de opinión de Carlos Bosch, aquí.