12/04/2021

¡Raquel Carrera de mi vida!

Fue viendo una y otra vez ese vídeo a través de las redes sociales del Valencia BC cuando tomé verdadera conciencia de la dimensión del asunto

¡Raquel Carrera de mi vida!

¡Raquel Carrera de mi vida!

Cuando la vi concentrada mirando a la canasta como si el mundo no existiera pensé en si sería ella pero no fui más allá porque andaba pendiente de si metía los dos tiros libres o no. Eso era lo importante de ese bendito instante que nos regaló el baloncesto el pasado domingo. Al poco me llamó Jorge Valero, «¿has visto a Raquel Carrera? Ha sido ella, la que te dije que tiene solo 19 años y va para figura».

Tampoco crean que en ese momento me quedé con la copla, más que nada porque andaba feliz por la victoria y el revuelo que se montó de repente en la redacción del periódico que por otra parte me permitió quitarme de encima el mosqueo de un nuevo domingo en que el Valencia CF y Javi Gracia copaban mis malos pensamientos. Fue después, al día siguiente, cuando tomé plena conciencia del asunto. Fue viendo una y otra vez ese vídeo a través de las redes sociales del Valencia BC cuando tomé verdadera conciencia de la dimensión del asunto. Lo he visto decenas de veces. Aparece ella, con sus 19 añazos y toda la responsabilidad del mundo sobre sus manos. Lanzó el primero mientras una compañera rezaba detrás. Y lo metió. Al verlo y saber que como mínimo la final no estaba perdida porque se iba a la prórroga, otra compañera pegaba manotazos poseída de emoción en el banquillo. Pero ella seguía a lo suyo, concentrada, porque sabía que en ese momento solo la concentración podía llevarla al éxito.

Raquel no quería la prórroga del empate, quería la gloria de la victoria porque sabía que la tenía a su alcance, algo que la define indudablemente como a uno de esos deportistas diferentes. Raquel es una elegida. Mantuvo su pequeño ritual de lanzamiento de tiros libres y PUM, metió el segundo. Faltaba algo más de un segundo de partido pero eso no la hizo descomponerse a pesar de que el Valencia BC era virtualmente campeón de la EuroCup Women: ella se puso en modo defensa y no se dejó llevar hasta que un instante después sonó el silbato que, ahora sí, decretaba el final de la final y que por lo tanto ella y su equipo eran campeonas. Fue entonces cuando Raquel saltó de emoción primero y se dio la vuelta después buscando a sus compañeros. En ese momento, y después de tanta tensión acumulada en apenas un minuto, necesitaba abrazos y celebrar. Se desató la locura en el centro de la pista y ya era imposible distinguir a Raquel de Cristina o de cualquier otra. Hay tanta inocente y sana alegría en esa celebración, que uno ha de ser un témpano de hierro para no dejarse llevar. Ante ustedes, el deporte de élite en su más pura esencia. La recompensa a mucho trabajo pendiente de unos segundos. El todo o la nada en dos tiros libres en manos de Raquel, la Raquel de nuestras vidas.

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