Nuevo duelo en la distancia entre Pogacar y Vingegaard

La temporada 2025 se empezará a recordar con la premisa de que Tadej Pogacar y Jonas Vingegaard la empezaron tal cual terminaron el curso pasado; es decir, ganando. Pogacar inició el año ciclista con victoria en el UAE Tour (dos etapas, además) y Vingegaard venciendo en la Vuelta al Algarve donde también consiguió una etapa. El fenómeno esloveno finalizó 2024 con el triunfo en Lombardía y el astro danés con la general de la Vuelta a Polonia.

Nada cambia en el ciclismo contemporáneo cuando los dos grandes dominadores entran en acción; Pogacar lo hace en cualquier terreno; este sábado participa en la Strade Bianche como casi único candidato a levantar los brazos en la famosa plaza del Campo de Siena y Vingegaard, en circunstancias similares de favoritismo, en la París-Niza, que se amplía con ocho etapas hasta el domingo 16 de marzo.

Ahora sí, ahora el ciclismo entra en la hora de la verdad, casi al esprint, sin respiración y apenas descanso hasta el anuncio del inicio del Giro en Albania con la fecha reservada para el viernes 9 de mayo.

Una bella cita

La Strade Bianche es quizás una de las clásicas de un día más bellas del calendario, pese a ser la más joven y sin la tradición de años y leyendas que atesoran, por ejemplo, Flandes, la París-Roubaix o la Lieja-Bastoña-Lieja que se celebran en abril. Tiene el aliciente de presentar buena parte del recorrido sobre tramos de tierra, conocidos como ‘sterrato’, por pasajes bellísimos de la Toscana. Se incluyen 213 kilómetros con 16 tramos de tierra para un total de 81,7 kilómetros sin asfalto. La cita es este sábado, con la carrera femenina como competición previa con 136 kilómetros y 13 tramos con un total de 50,3 kilómetros de ‘sterrato’.

Como es habitual, Pogacar, sin apenas oposición, es el (casi) único favorito al triunfo, en una carrera que ya ha ganado dos veces; la última vez el año pasado con una sorprendente escapada en solitario de 80 kilómetros. Atacó en la tierra y ganó en el cielo de Siena sin que nadie pudiera rechistar. Se acontece una circunstancia parecida este sábado (la prueba se verá por Eurosport) a no ser que Tom Pidcock, vencedor en 2023, porque no corrió Pogacar, ofrezca una sorpresa monumental. Necesitará algo más que el innovador sistema de ruedas inteligentes que gradúan la presión de los neumáticos según el terreno: menos aire en la tierra y más dureza sobre el asfalto. Pello Bilbao será la principal baza española.

La atención estará en adivinar dónde atacará Pogacar, si querrá dar un festival de fuga en solitario, si Pidcock (doble campeón olímpico de bici de montaña) intentará seguirlo o si el triple vencedor del Tour se reservará para el final de la carrera. Todo lo que suceda antes o después será absolutamente secundario.

Con Vingegaard, a partir del domingo, en la denominada ‘Carrera del Sol’, ocurre un hecho similar con dos etapas de aperitivo con esprint a la vista. ¿Ganará en los tres finales en alto, cuarto, quinto y séptimo día de competición? ¿Se lo jugará todo en la explosiva despedida de la prueba por las cotas alrededor de Niza? Antes, el martes, deberá afrontar la contrarreloj por equipos de Nevers, para un total de 28,4 kilómetros donde la organización, que es la misma que se responsabiliza del Tour, pondrá en práctica el sistema de decidir la etapa que luego se empleará en Montjuïc, en el estreno del Tour 2026. Los tiempos que valen son los de cada corredor y no la suma del equipo. Así que la estrella de la escuadra suele atacar al resto de compañeros en el último kilómetro para efectuar el mejor registro y asaltar la general.

En la París-Niza, Iván Romeo y Pablo Castrillo serán los corredores españoles para seguir (Teledeporte y Eurosport). Como suele ser habitual, desde el lunes, la prueba francesa coincidirá con la Tirreno-Adriático de forma incomprensible con el español Juan Ayuso como aspirante a la victoria.