En el Valencia BC, del ¡Sí, señor! y los departamentos estanco, se está en vías de reconducir la estructura y la mentalidad para evolucionar hacia un nuevo modelo de gestión y liderazgo. El director general, Paco Raga, tiene a su favor que sabe escuchar. Además fomenta y guía a la gente para que se centren con ilusión en lo importante: encontrar por fin una identidad con la que los aficionados se sientan orgullosos y desear siempre lo mejor para el club. Quien no esté dispuesto a esto debería, en un acto de honestidad, abandonar la entidad y no perjudicarla más.

De adentro hacia afuera

Pamesa ha funcionado al revés de lo deseado, de ´afuera hacia adentro´, lo que generaba un permanente estado de infelicidad interno y, aún peor, externo. La falta de compromiso e imaginación, junto a la escasa cooperación voluntaria y las disputas laborales han sido la marca de identidad. Cuando había un problema, los implicados estaban convencidos de que el fallo estaba ´allí fuera´. Pensar de ´adentro hacia fuera´ será complicado para algunos, ya que significa un cambio radical de paradigma.

El futuro: Proactivos

Paco Raga y Vicente Solá son los responsables del futuro. De manera acertada no están buscando excusas ante las dificultades económicas con las que se han encontrado en esta difícil transición. Y seguro que caminarán con iniciativa, con proactividad y con la responsabilidad de hacer que las cosas sucedan. La mentalidad proactiva consiste en cambiar de ´adentro hacia fuera´, ser un club diferente, con identidad propia y principios.

El pasado: reactivos

El Pamesa ha sido durante demasiado tiempo una entidad reactiva, reflejo de la reactividad de sus integrantes. Un lugar donde el problema estaba siempre fuera o en el despacho de enfrente. Se ha perdido mucho tiempo, pero aún es posible construir una empresa basada en el BA-LON-CES-TO y el sentido común, en la que la integridad pueda tener éxito y todos la sintamos como nuestra.

Un día en Llíria y L´Eliana

El 25 de julio, en los ejemplares juegos deportivos de mi querido pueblo, L´Eliana, tras pasar un magnífico día con los juniors del Llíria en la preciosa alquería de mis amigos los Barona -tres generaciones vivas del básquet edetano- deleitándonos con las hermosas historias del patriarca de la saga —mi presidente—, me topeté con una herencia de la reactividad. Mientras digería la excelente paella cocinada —yo diría dibujada— por Miguel Barona, descubrí que un jugador valenciano del que ya les he hablado, David Guardia, deja el Unicaja de Málaga, adonde llegó del Llíria hace cinco años —un error del pasado del Pamesa—.

David Guardia, al Lucentum

Mi sorpresa fue saber que nadie del Valencia BC había llamado a David, aunque es más grave, que los responsables ni conocían el hecho. Allí estaba David, feliz por jugar con sus amigos de Llíria. Y mi decepción fue saber que el ala pívot de 2.05 y 19 años se había comprometido con el Lucentum para jugar en EBA y entrenar con el ACB, tras hablar cara a cara con Óscar Quintana —toma nota, Spahija—. Su padre, Salvador, me lo aclaró, «uno va dónde le quieren». Ya ni tengo fuerzas de criticar el hecho, ni de contar que desde el Valencia BC se le llamó al agente del chaval dos días después, ya sin opciones de ficharlo, y lo que se le dijo, aunque es peor lo que no se le dijo. Pero seamos proactivos, tendremos un futuro mejor.