Puestos a pedir, ya que las fechas acompañan, empecemos por esperar que llegue a la opinión pública, de una vez por todas, el célebre acuerdo entre el Valencia CF y Bankia para la venta de las parcelas del actual Mestalla y la puesta en marcha de las obras del nuevo campo, cuyo contenido exacto sigue guardado bajo el máximo secreto, si es que todavía está totalmente ultimado. Andamos todos expectantes por saber cómo quedan todas las partes contratantes, desde la primera hasta a la última parte. No viene mal acordarse de los hermanos Marx y su famosa noche en la ópera. Con unas dosis de ironía y buen humor se lleva mejor el día a día, tan asombroso en ocasiones.

Un año intenso

El Valencia puede dar mucho juego en este 2012 que arranca, y además en varios frentes. Al tiempo. Desde luego, no parece que vaya a haber tiempo para la monotonía y el aburrimiento. Existe la convicción de que se trata de una entidad muy apetecible pese a la aparente fragilidad financiera actual, y que, por tanto, sus posibilidades de crecimiento y desarrollo son infinitas. Todo ello explica que sea objeto permanente de deseo. Hay quién espera que pueden venir los Reyes Magos cargaditos de regalos y de ambiciones para invertir y catapultar al club a una dimensión superior. Sin embargo, la realidad se antoja más cruda y menos fantástica. Ni las instituciones, ni los actuales gestores, están por la labor de vivir aventuras arriesgadas, salvo sorpresa inesperada. La solución sigue estando en casa. Paciencia.

Con sabor a revancha

Esta eliminatoria copera tiene un inevitable sabor a revancha. El valencianismo no olvida lo acontecido en el último duelo copero con el Sevilla, ni tampoco el vergonzoso numerito de la visita liguera a Nervión. Sin embargo, ese afán de devolver la moneda ha de traducirse exclusivamente en aumentar al máximo la intensidad del juego, sin entrar en otras consideraciones que acaban descentrando y siendo muy perjudiciales a la larga. En una noche tan mágica como la de hoy, el viejo Mestalla desea vivir un partido copero a la vieja usanza, con ese ritmo eléctrico propiedad exclusiva de esta singular competición que levanta al aficionado de sus localidades. Pese al horario tan inadecuado, el partido tiene el suficiente tirón como para arrastrar numeroso público y para que el respetable vibre con el espectáculo de un Valencia-Sevilla.

Sin tregua

Sin tiempo para reponerse del primer asalto copero, llega de inmediato el reencuentro con la liga y una siempre incómoda visita al Madrigal. Además, por una costumbre no escrita, ambos clubes suelen verse siempre las caras en el inicio de cada año desde hace ya varias temporadas. Este ejercicio no supone la excepción, aunque a diferencia de otros precedentes, la distancia que separa a ambos contendientes en lo deportivo es sideral. La crisis se ha presentado en Vila-real sin llamar a la puerta y ha disparado las alarmas. El día de Reyes de 2011, el Valencia sufrió un amargo revés con un hundimiento inconcebible que dio al traste con su porvenir en la Copa del Rey. Otra página que Emery y sus hombres de enmendar para contentar a sus incondicionales. Por pedir que no quede, Majestades.