A veces los empates sí que valen. Difícilmente se pueden justificar los de Villarreal, Pamplona o Santander. Principalmente por la actitud del equipo, ya que en todos ellos al Valencia le faltó ante todo ambición y oficio. Pero las tablas del Vicente Calderón el domingo contra el Atlético tuvieron aroma de victoria. Lo importante era no perder para poder mantener la calma. Tiempo habrá de enmendar tan triste deambular por la Liga en lo que va de año una vez pase el partido de mañana en el Camp Nou, donde curiosamente un empate a más de un gol también nos sabrá a gloria. Y de paso, Emery no tendrá que romper su estadística maldita de no ganar a los equipos grandes.

Cuestión de actitud

En menos de una semana el Valencia CF ha afrontado dos partidos — contra el Barcelona y el Atlético de Madrid— de gran exigencia. En ambos, aunque no se ha ganado, el equipo ha mostrado su mejor versión. Y es que el fútbol es actitud. Sin ella, difícilmente se puede competir con garantías de éxito. Así pues, otro gallo nos cantaría si realmente fuéramos capaces de tomarnos cada envite con la transcendencia que, sin ir más lejos, se le dio al partido del domingo, por el simple hecho de sentirse con el agua al cuello en el caso de caer derrotados. Hablamos de querer y sobre todo de sentir en el cogote cada domingo el aliento de la autoexigencia.

Esa pareja feliz

La temporada pasada, la pareja Soldado-Aduriz le reportó al Valencia una buena saca de puntos. Hasta que llegó la aciaga noche de Gelsenkirchen y nunca más se supo. Cierto que la irrupción de Jonas ha tenido su parte de culpa, pero partidos idóneos para reeditar esa pareja feliz los ha habido desde entonces y Unai Emery se ha decantado siempre por otras soluciones. Menos el día del Levante en Liga en el Ciutat de Valencia, y por supuesto ganamos.

Remodelación urgente

El Valencia ha ido las últimas dos temporadas remodelando por tramos su plantilla. Sin lugar a dudas, la asignatura pendiente para la próxima es traer nuevos bríos a esa deslavazada banda derecha. El infumable rendimiento de los Miguel, Bruno, Barragán y Pablo Hernández está provocando que el equipo juegue en ataque totalmente inclinado a la izquierda, donde sí se ha conseguido la armonía casi perfecta con la pareja Mathie-Jordi Alba. Difícil, por no decir imposible, será encontrar lo mismo para el otro costado, pero sí al menos un par de jugadores que vuelvan a equilibrar el equipo y no lo conviertan en tan previsible para los rivales.

No lo necesitan

No sé por dónde habría transcurrido la ida de Copa contra el Barça si Pinto hubiera sido expulsado por su ´sobacada´ fuera del área. Lo que sí sé es que el Barcelona no necesita de este tipo de ayudas para ganar un partido. Lo siento. Es que no puedo creerme que ninguno de los árbitros presentes el miércoles en Mestalla no viera la jugada. Sencillamente, no hubo agallas para tomar una decisión que podía marcar el partido y por supuesto la eliminatoria. Hay errores y errores, que difícilmente pueden ser considerados como tal ante la evidencia, no de las imágenes repetidas por la televisión, sino de la primera y única instantánea que tiene el trío arbitral sobre el terreno de juego. Y en cualquier caso, si tanto les molesta que se dude de su profesionalidad, que reclamen entonces el vídeo. Ya está bien de tanta tomadura de pelo.