Como todos ustedes ya saben, jugó la Roja y jugó nuestro Paquito Alcácer. Sobre lo acontecido en el Ciutat de Vàlencia ya tienen cumplidas páginas en este mismo diario para desgranar el asunto. Yo les voy a hablar de otra cosa, de algo que trasciende más allá de un simple partido. Les voy a hablar de diferentes formas de interpretar el fútbol y de buenos jugadores que, pese a ser buenos o muy buenos, no tienen cabida en determinados equipos... Por distintos.

Recurro a Rosendo

Recurro a Rosendo para ponerles un ejemplo de lo que les quiero transmitir. Rosendo tiene una forma de cantar su ´Maneras de vivir´ que por ejemplo no pegaría nada escuchar en el hotel Voramar de Benicàssim en un plácido atardecer. Allí, en Beni, en ese remanso de paz y de cierto elitismo, sí pegaría un estilo a lo Julio Iglesias o unos boleritos o un cuarteto de jazz sonando como música de fondo. ¿Quiere eso decir que Rosendo es malo? Pues no. Sí quiere decir que su forma de entender la música y su forma de intepretar puede tener muchos escenarios adecuados... pero jamás en el Voramar.

Fútbol a la contra

Regreso al fútbol y regreso a la Roja. Y me centro en Diego Costa, ese brasileño nacionalizado que es el delantero ungido por Del Bosque para ejecutar la revolución de la Roja. ¿Y? Pues que a mí Diego Costa me encanta, futbolista canalla y con olfato, un genio si tiene una pradera por delante para buscar huecos y fusilar a porteros rivales, pero no es futbolista para la Roja. Diego Costa es un delantero ideal para el estilo de fútbol de Simeone o de Mourinho o del Valencia de Ranieri. Es un ´matador´ jugando al contragolpe... pero la Roja, la última Roja, jamás ha jugado al contragolpe. Más bien a todo lo contrario.

Piojo tampoco

Ojo, para que no piensen que este artículo es el propio de un periodista valenciano rompiendo una subjetiva lanza a favor del delantero valenciano de la selección (digo de Paquito Alcácer) les aclaro un concepto: Piojo, nuestro gran Claudio López, tampoco tendría cabida en la Roja. Lo suyo era correr, desmarcarse y superar rivales a carrera tendida. Recuerden el golazo que le hizo a Molina en la final de Copa de Sevilla. Saque a lo bestia de Cañete (contragolpe elemental), Molina calcula mal el envío, Piojo recibe escorado a la derecha y a galope tendido se planta en el área del Atleti para marcar a puerta vacía. Esa jugada bien valdría para el Atletico de Simeone, pero jamás para el Barça de Guardiola. Aclarado este concepto, aclarado que este artículo no va a favor de nadie y que es una simple reflexión, sigo adelante.

Costa en Benicàssim

Ahora estoy con Rosendo de nuevo. Y pienso otra vez en Diego Costa. Son tipos parecidos, tienen algo que les identifica. Ninguno de los dos ´pega´ nada en la apacible terraza del Hotel Voramar de Benicàssim pero ambos son muy buenos en lo suyo. Uno es muy bueno cantando en un ambiente propicio, rodeado de los suyos. Y el otro, Diego, seguro que se va a poner morado a marcar goles en el Chelsea de Mourinho, porque le va ese tipo fútbol. Concluyo. En el fútbol, como en la vida, hay maneras de jugar y estilos diferentes de jugar. ´Maneras de vivir´, para que nos aclaremos. Pues bien, en la manera de vivir el fútbol de la Roja Diego Costa no pega ni con Súper Glú. Alcácer sí. Alcácer es más un rematador que un Piojo corre praderas. Alcácer, así lo veo yo, es mucho más ´rojo´ que Costa de aquí a Lima. Pero parece que Del Bosque piensa otra cosa, habrá pues que invitarle a conocer el Voramar para que aprecie el matiz.