El invierno se apodera del mundo. Todo el continente está nevado. ¿Todo? ¡No! Una localidad poblada por irresistibles valencianistas resiste todavía y siempre al frío...el cual llegará, no nos quepa duda, pero será tarde y mal, durará poco, apenas un par de meses. Nuestra tierra tiene pros y contras, y entre los primeros se encuentra la amabilidad del clima. Bajo este panorama soleado vimos a nuestros soldados viajar al norte, a Eibar, para participar en contienda inédita de dudosa resolución a priori, máxime tras la extraña serie de catastróficas desdichas que asolaba a los de Nuno en el último mes. No levantábamos cabeza, y a punto estuvo el Rayo de hacer que se nos atragantara el turrón a todos en el lance entre semana. Lo de la Copa pareció un partido de futbito, pero al final se impuso la lógica... y la calidad. La Copa es nuestra, lo que pasa es que aún no lo sabemos.

Rayo McJémez

El calendario de la Copa es un chiste, con el debido respeto a los rivales. No se repetirá en mucho tiempo un camino tan bien asfaltado hacia la final. Lo que pasa es que tres partidos seguidos contra el mismo equipo -circunstancia bastante frecuente en nuestro fútbol, hasta el punto que, lejos de ser una anécdota, parece un rito- como pasó contra el Rayo, hace que a los entrenadores se le sequen las neuronas. Jémez es un tipo con buena planta y mejor prensa, por aquello de que le gusta el fútbol espectáculo y no especula con el resultado. Pero, amigos, fútbol es ganar, principalmente, y hay muchas formas de conseguirlo. Si no tienes a globetrotters a tu alrededor, mejor dejar el espectáculo para cuando te toque gestionar egos como en los equipos top (otro día hablaremos del concepto top, una chorrada moderna que inventó un entrenador top y que se ve que alguien tradujo errónea y literalmente como topo).

Eibar

Es muy bonito jugar bien pero «no es bien» perder con tolerancias defensivas. Claro, que si al final juegas todas las semanas contra los mismos, puede inclinarse la balanza de cualquier lado. En el último momento de la eliminatoria se impuso la lógica, pero llegábamos a Eibar con ciertas tensiones. Era de esos partidos que uno piensa que no huele a victoria, precisamente. Norte, frío, lluvia, barro y noche son condicionantes adyacentes a no pocas derrotas de nuestro equipo en sus salidas históricas. Pero hete aquí que el Valencia CF sacó la azada y se puso a cavar con convicción, de tú a tú, con el casco de minero en las cabezotas. Por momentos del partido no se distinguía quién era el más fuerte y quién el menos, pero la seriedad y la concentración, unidos a un buen planteamiento de partida de Nuno con un 3-5-2 -¡o un 3-4-1-2, que no los distingo!- nos llevó a encontrar petróleo. Tras el 4-2-3-1 del 3-0 al Rayo, dejamos atrás el 4-3-3 y planteamos algo parecido a la segunda parte de la Copa. En definitiva, un lío de explicar, y además genera la duda de qué premisa numérica sacaremos de inicio en futuros encuentros.

Pareja de hecho

El gol de Alcácer fue interesante porque constata que el que tiene un don, lo tiene y no se puede negar. Desconozco con qué parte de su cuerpo empujó la pelota pero puedo constatar que no fue con las piernas. Boateng se lanzó a hacer surfing pero ello no restó belleza al pase magistral de Rodrigo de Paul. Piatti salió como una bala (este chico está desconocido, y bien que me alegro) y, aunque su control fue obtuso, a fuerza de rechace cayó la pelota en algún lugar del cuerpo de nuestro artillero, que la empujó a trancas. Se quita un peso de encima nuestro killer local, que además se entendió a las mil maravillas con nuestro killer foráneo, ya plenamente integrado en la dinámica ascendente del equipo. Negredo tiene detalles de crack, y si logra congeniar con Alcácer como parece van a pasar de ser pareja de hecho (porque ha sido un hecho puntual) a de derecho (propio e inalterable). Otro día hablaremos de Diego Alves. Sigue la tradición mental y conductual de los grandes porteros.

Turrón Champions

Vuelve, a Champions vuelve, por Navidad. Si lo cantas con la emoción sentimentaloide del anuncio del turrón de cuyo nombre no quiero acordarme, puedes llegarte a emocionar y todo. El caso es que dormimos todas las fiestas hasta la noche de Reyes en puesto de Champions, con permiso del Sevilla, con descanso forzado porque en Marruecos estaban jugando sus rivales la copa de goma, el enésimo negocio FIFA. Ahora habrá parón y nos quedará el Boxing Day y esas costumbres tan sanamente británicas de jugar más al fútbol cuanta más fiesta tienen los espectadores para verlo. Les falla el clima. No se puede tener todo. Nosotros tenemos máximo accionista nuevo, campo nuevo, junta nueva, plantilla comprometida, primavera eterna. Papá Noel nos trae a Enzo Pérez. ¿Qué podríamos pedir a los Reyes Magos? Bueno, pues títulos. Puestos a pedir, pido lo más. Ya sabemos todos que luego ellos te traen lo que quieren. O lo que pueden, que nadie se lo ha preguntado.