Para, que te veo venir. Dejemos de pensar que el fútbol es una sesión de freestyle combinada con un episodio de Oliver y Benji... Y bajemos a la tierra. Voy a intentar explicártelo de manera más directa. Guardiola tiene equipo; Valdano pasó por aquí y fue un fiasco; Paco Jémez tiene equipo; Menotti está muy mayor y de los tuyos creo que sólo está libre Juanma Lillo.

Lo digo porque te conozco demasiado bien y vas a pedir que se aproveche el cambio en el banquillo para traer un técnico de esos blanditos que, lo que se dice entrenar, entrenan más bien poco tácticamente. De los que vosotros llamáis eufemísticamente «con gusto por el buen trato de la pelota». Como si al resto de los que no juegan así les gustara reventarla a puntapiés. No quiero lo que algunos describen como «un técnico valiente». Yo la valentía se la pido a los soldados en el frente.

Mi técnico ideal, para el Valencia (y para cualquier equipo) debe tener como principal característica justamente esa, la de ser un buen técnico. O sea un señor que analice, que vea cuáles son los mimbres que tiene a su alcance y sepa cómo sacarles el mejor partido posible. O sea, lo que vosotros acostumbráis a llamar un técnico ´amarrete´, es lo que el resto de los mortales llamamos un entrenador consecuente.

Pero incluso antes de entrar en cómo debe de jugar el Valencia CF con el nuevo técnico, entraré en un concepto que reiteró hasta la saciedad la presidenta Layhoon Chan en su rueda de prensa del lunes: el del liderazgo. Se necesita un entrenador capaz de recuperar anímicamente ese vestuario. Que busque tres o cuatro piedras angulares en las que solidificar su vestuario para apuntalar a los jóvenes y subirlos al carro. Se necesita una figura en la que los jugadores crean, un tipo que vean que les puede echar una mano liderando un equipo tan bisoño.

¿Y en cuanto a la idea de fútbol? Pues mira, voy a ser impopular pero voy a decir lo que pienso. Un técnico que se acerque en la idea a lo que hacía Nuno Espirito Santo la temporada pasada. Sí, sí, no te extrañes. Sacar al equipo de la cueva, presión alta, asfixia del rival cerca de su área, transición rápida y llegada a puerta.

Al fin y al cabo es el estilo que siempre funcionó en Mestalla. El que siempre gustó y con el que el club ha conseguido triunfos históricamente.

Ya sé que tú eres de los de la rabona y jugarla de tacón. De los de imitar al Barcelona cuando ni por asomo tienes futbolistas como para hacerlo. Mira Folgado, el que venga que recupere el alma, pero que apriete y que ajuste. Con eso, éxito asegurado.

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