No me llega la camisa al cuerpo. Se me han subido los ‘congojos’ a la garganta. El Valencia coquetea descaradamente con el descenso. Le mira a los ojos pero tampoco hace nada por por eludir su mirada. Ayer te metiste de lleno en la lucha por el descenso —por si había alguna duda—. La derrota en Las Palmas te mete el agua en casa. O la mierda —con perdón— hasta el cuello, si lo prefieren ustedes.

Lo peor es que nadie parece enterarse de lo que está ocurriendo. Y apunto a los futbolistas. A quienes ayer, con el once titular, puso bajo los focos Pako Ayestaran. Ese once con —yo no me escondo y digo nombres— Diego Alves, Barragán y Parejo, más Feghoulí en la segunda parte fue un órdago. Pako Ayestaran lanzó un mensaje a ciertos futbolistas como diciéndoles «vosotros habéis metido al equipo aquí, a vosotros os toca sacarlo». Pues bien, excepto Diego Alves, al resto parece que igual le da, que le da lo mismo. Lo que ellos no sienten ni padecen lo padece y lo siente una afición que ve como su equipo se acerca a la Segunda División.

La posibilidad del descenso es un hecho. Cuando uno tiene una enfermedad grave, no puede ocultarlo y tiene que hablar claramente para poder restablecerse. Perdiste 2-1 ante un rival directo como la Unión Deportiva Las Palmas —sí, sí, un rival directo !Dios mío!— en una jornada con enfrentamientos directos en la que los tres puntos te podían haber dado mucho aire. Porque encima te vienen seguiditos Sevilla y FC Barcelona. Y lo siento mucho porque no veo a este equipo ganándole a nadie, y menos a estos dos.

Va a haber que sufrir mucho y va a haber que apretar mucho el culo. Y admitiendo algún impulso y el buen posicionamiento de la primera parte. Es cierto que te regalan el gol del 0-1. Pero este equipo ni siquiera es capaz de aprovechar ya estos regalos. Porque incluso comprando el hecho de que el asistente ‘machaca’ a Alcácer en la primera parte, no es suficiente. No es suficiente, porque el Valencia no ofreció nada en la segunda mitad. No ofreció nada de nada. Regaló un penalti por defender mal y equilibra la suerte del gol marcado con la mala suerte del 2-1.Aún así, no hubo reacción ninguna. Más pudo el Valencia encajar el tercero —sólo evitado por Alves hasta en tres ocasiones—. Cierto que no me gustó el cambio de Negredo por Alcácer —no es que Paco estuviera bien, pero si no metes dos delanteros perdiendo—. Pero Ayestarán acaba de llegar y es el menos culpable de nada. Los culpables son los futbolistas. Andando y al tran-tran con el 2-1 en lugar de morir para no meterse abajo. Ellos son los responsables de que el Valencia esté tuteando a la muerte, mirándola a los ojos sin reacción ninguna.

El mayor fracaso de la historia del Valencia CF fue el descenso de la 85-86. Este grupo de indolentes se ha propuesto quedarse para ellos ese dudoso galardón. A ver si sienten lo que hay, a ver si le echan vergüenza torera. Eso, o ‘corná’ mortal. Ellos verán.

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