Ya no se trata de lo que crean ustedes o yo. Ni siquiera se trata de lo que piense el nuevo entrenador, Pako Ayestaran. Ahora estamos en el sprint final de la Liga, en los últimos y definitivos partidos, y los que se juegan mucho más que ninguno de nosotros son los propios jugadores. Y sí, obviamente existen nervios, un puñado de nervios, que juegan en contra y que complican todavía un poco más las cosas. Pero seamos francos. La plantilla del Valencia es una plantilla post Mendes, es decir es una plantilla poco competitiva y simplemente de negocio, pero aun así es mucho más de lo que nos ha demostrado hasta ahora. Si ellos quieren, lo de evitar el descenso es casi un asunto conseguido. Se trata de saltar al campo y simplemente jugar al fútbol como ellos saben. Así de simple y así de sencillo. Y la salvación solo tiene ese camino.

Habla la afición

Miren, el personal está medio cabreado pero es más consciente de la situación que algunos de los propios jugadores. A la afición le entra un soponcio de ver como su equipo del alma se debate con los peores conjuntos del campeonato pero aun así, con todo y con eso, son capaces de convertir las redes sociales en un elemento pacificador y de animación. Vale, sí, es cierto que por las redes te encuentras algunos comentarios que sería mejor no mirarlos, que te dan pánico y que transmiten un mal rollo delirante. Pero esos son los menos, los negativos, los que son mejor ni mirarlos. Yo me quedo con la afición del Valencia y su lucha constante en la actual temporada por apoyar a su equipo pese a que su equipo no le está dando ni una pequeña alegría. Pero ellos son grandes. Miren, tras la lamentable y ridícula segunda parte disputada en el Nuevo Estadio Insular ante la UD Las Palmas, ya se alzaban voces de ir todos a una, a animar, a darle alas a este proyecto que se tambalea.

Lo mejor de Peter

Dicen que Peter Lim va a asistir al próximo partido del Valencia en Metalla. Y vale, sí, ojalá lo haga y ojalá mire los ojos de la gente y lo que canta la gente. Yo estoy convencido de que el apoyo a este equipo que no sabemos muy bien por donde camina va a ser espectacular. Nos jugamos gran parte de nuestras alegrías y nuestras ilusiones —en este caso evitar el descenso en una ilusión inmensa, pobre pero inmensa— y la afición ya ha prometido que el viejo y coqueto Mestalla va a ser una olla a presión animando a los suyos. Y los suyos, obvio, van a saltar al campo con un ataque de nervios individual de esos que te dan pánico. ¿Y? Pues que yo les diría a todos que miren bien la historia de este club, que lean bien todos los años de historia que tiene este club y que se dejen los nervios en el vestuario. Necesitamos jugadores comprometidos que sepan dar todo lo que llevan dentro. Y sí, si lo hacen, yo me quedaré tranquilo y empezaré a pensar en cómo arreglamos esto para la próxima temporada. Pero primero hay que salvar esta... de eso no cabe ninguna duda.

Mensaje a Singapur

Y sí, eso es lo que creo que debemos hacer. Debemos mandar un mensaje clave y de apoyo al equipo durante los noventa minutos y si todo sale bien debemos mandar otro mensaje a Singapur o a Peter Lim si está en el campo para que se den cuenta que invertir en el fútbol no solo es cuestión de ponerte en manos de Mendes y hacer un estropicio. Lo verdaderamente importante es la gente que da sentido al fútbol y que apoyará a tu equipo generación tras generación. Y sí, esos no se van a cortar en animar a su equipo durante los 90 minutos. Y sí, si los jugadores se dan cuenta de ese apoyo desde el minuto uno y juegan al fútbol como realmente saben hacerlo —vale, sí, no somos un equipo top pero tampoco somos un equipo de Segunda— el duelo frente al Sevilla debería quedar zanjado a favor de nosotros. Los goles del Valencia los marcan los jugadores... Pero los jugadores necesitan ahora más que nunca el apoyo de la gente. Y sí, y que Singapur tome nota y empiece a entender el fútbol en toda su grandeza. Hace mucha falta.

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