Lo más chocante de lo que sucedió en este inicio de Liga con el Valencia no fue su desastroso partido ante la Unión Deportiva. Esta plantilla da para jugarse las habichuelas ante equipos como el canario y poco más. Lo sonrojante, fiel reflejo de hasta dónde hemos caído, es que el personal intentase consolarse diciendo que «cuanto menos el Valencia mereció empatar». A cuatro y contra la Unión Deportiva Las Palmas, casi nada. Un equipo simpático, por cierto, el canarión. Y muy del agrado de don Tito Bau, cuyo pasado insular esconde en todos sus curricula. La exigencia debe empezar por uno mismo y es evidente que aquí muchos ya han arrojado la toalla.

El gran disparate

El partido del Valencia fue un auténtico disparate táctico de principio a fin. Pocas veces va a vivir la tripleta Boateng-El Zhar-Viera „tres fieras mordedoras que corren sin dar resquicio al desaliento como de todos es sabido„ con mayores comodidades de las que les ofreció Ayestarán. El agujero por el que se metían los amarillos se veía desde la estación espacial internacional. La culpa, eso sí, parece que se la llevan los centrales. Enzo Pérez, el capitán, se vuelve a ir de rositas. Como este Medrán, al que uno no conocía y sigue sin conocer. Si venden a Parejo „a este hombre hay que entenderlo: que un estadio aplauda a Feghouli y te silbe a ti tiene que doler y mucho, amigos„, a luchar por no descender.

¿Y los goles?

Si tus centrales no funcionan, y los del rival no eran mejores que la pareja Vezo-Abdennour, arrópalos. Tanto más si llueve sobre mojado. Setién le ha dado ya dos baños de toalla, chancla y hasta pompas de jabón al renovado Ayestarán. Con Viera a los mandos, casi nada. Y entre tanto aún estoy por ver que alguien se pregunte quién va a marcar los goles en este Valencia que aspira a la Champions „perdón por el tono bromista, propio del mes que corre„. ¿Alcácer? Sigue la broma ¿Santi Mina? Lleva dos, ambos de saque de esquina, pero en un verano tanto no se cambia ¿Rodrigo? Por favor. Si Nani vuelve a ser el de hace diez años „ni dos ni cuatro ni seis sino diez, cuando aún era una firme promesa„, igual suena la flauta.

El pequeño consuelo

Así que el único consuelo que nos queda es que ya no habrá que sufrir a los puñales de antaño engañando a la grada pegados a la cal de la banda ni al bueno de Negredo, cuya nueva reencarnación no es todavía conocida en Inglaterra. Y hasta lo ponen de titular, breva efímera que pronto caerá. Porque ayer comprobamos que esto es más de lo mismo, el quiero y no puedo cuando quiero y el no quiero porque ni puedo cuando aparezca algún equipo como mandan los cánones por Mestalla. Visto lo visto, pretender que los rivales del Valencia esta temporada sean Atlético, Sevilla o Villarreal no es más que una humeante fantasía. Este equipo está para partirse el cobre en mitad de la tabla. Es lo que hay.

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