Bueno, pues tras la castaña de las selecciones volvemos a lo que se supone que debería ser la fiesta del fútbol. Y digo que debería ser porque me parece que no lo es, ni para los que ganan siempre ni para los que pierden siempre. Seamos realistas: se nos llena la boca de decir que somos la mejor liga del mundo, pero todos sabemos que la mejor actualmente es la inglesa. La nuestra lo fue en la década pasada, sí, como en los noventa lo fue la italiana. ¿A qué aficionado de cualquier rincón del país le motiva saber que su equipo va a salir al Nou Camp o al Bernabéu a ver si le meten menos de cinco? Ni siquiera tiene sentido que las aficiones de esos equipos disfruten de esa pantomima. Irte al baño en el descanso con un 3-0 no tiene emoción para nadie. El año pasado la pasión brilló por su ausencia. Esta liga es un bluf.

Ponientazo

Una de las cosas que Tebas tiene entre ceja y ceja es, al parecer, la venta de los derechos de LaLiga a países donde Cristo perdió el gorro, para lo cual es fundamental jugar a las horas a las que peor le viene al aficionado. En Inglaterra el asunto funciona por muchos motivos que dan para una tesis y que quizá otro día tenga ánimo de analizar con afilador, pero baste decir que esos horarios no calan en un país con buen tiempo casi permanentemente, la opción de hacer cosas interesantes los fines de semana con la familia, y en donde los domingos la paella „o lo que toque en cada pueblo„está lista en la mesa a partir de las tres de la tarde. Meter un partido en septiembre en Valencia a las cuatro un domingo es incompatible con la declaración de que si hace mucho calor quizá se suspenda algún partido. «Juga, juga, Mari Pili€». Igual hoy hay suerte y se calma el termómetro, pero este horario merecería un ponientazo de aúpa y la suspensión, para iluminar al genio que encaja los horarios.

Vapor de agua

Ayestarán tiene que organizar el asunto para que no se le deshidraten los jugadores. Pienso que Lim tendría que hacer lo propio con todo el estadio bajo la solana después de comer, excepción hecha de tribuna y anfiteatro. Por ejemplo, mientras nos decidimos a cerrar al estadio nuevo, podríamos invertir cuatro pesetas en chorritos de vapor de agua, como en los países orientales. Así nos sentiríamos como los malasios que estén viendo el partido en su país a esa hora. El partido que verán en Malasia será, por supuesto, el derbi de Manchester en diferido que, aun sabiendo el resultado de antemano, es un plan mucho más interesante para ellos, dónde va a parar. Pero es lo que hay. Lo que no hay ya sabemos lo que es. Alcácer con síndrome de Eric Castel, Gomes dispuesto a comer pipas con él en el banquillo, Fuego expulsado de ´perico´ y Piatti marcando goles como aquí no se le vieron „muchos precedentes al respecto„ dirigidos por Quique, que en una realidad alternativa ya habría vuelto aquí, a su casa, a hacer su curro.

Novedades

El partido de esta tarde tiene su miga, porque es más que probable que estrenemos defensa y delantera, sin conocimiento previo entre ellos, lo que para el Betis es una oportunidad de oro para tratar de sacar petróleo, por aquello de las inseguridades del estreno. La defensa me preocupa menos, porque al fin y al cabo no parece tan difícil mejorar lo que había. Garay y Mangala tienen galones suficientes en distintas batallas como para saber lo que tienen que hacer y coordinar sus movimientos por instinto, que no por memoria. Cuestión distinta es la delantera. Munir y Santi Mina (si su fascitis plantar se lo permite) son demasiado jóvenes para llevar el peso de la presión en sus espaldas. Nani, en cambio, tiene más horas de vuelo que la Charito, así que espero que sea comunicativo y generoso y ayude a sus partenaires en lo que sea menester. Y las apuestas de barrio están en torno a la portería. ¿Ryan? ¿Jaume? ¿Alves? Mi porra es que será el australiano el elegido, aunque el brasileño acabará de titular la temporada. ¿Por qué? El instinto es así, se basa en el olfato de perro viejo.

Mito Waldo

Treinta años lleva el Betis sin ganar en Mestalla. Se dice pronto. Cada vez que se anuncia una chorrada de esas, se rompe la estadística y el Valencia CF se convierte en el revulsivo. Yo, a estas alturas, sólo pido respeto. Al escudo, a la camiseta, y a la gente que va a acudir a Mestalla con la comida sin digerir y el espeso sopor de la siesta interruptus el único día de la maldita semana en el que podía echársela. Y el viernes cumplió años el insigne Waldo, mito de la década de los 60, y segundo goleador de la historia el club tras Mundo. Ganó tres títulos, una Copa del rey y dos Copas de Ferias. Hay gente que se engaña pensando que antaño estas cosas eran más fáciles y ahora lo normal es ´progresar´ y largarte a un club ´mejor´. No puedo con ese pensamiento. Lo difícil fue difícil siempre: jugar, ganar, ser un one club´s man. Por eso celebramos la efeméride. Por eso su registro es tan difícil de batir. Por eso es tan complicado ser un mito. Por eso estamos tan cabreados con quien queríamos que lo fuera.

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