El del pasado domingo, quizás, fue el primer partido en el que pudimos decir claramente que el equipo contrario fue superior al nuestro. El pasado domingo, hemos de ser claros, hay que reconocer que nuestro Levante no mereció ganar el partido; y probablemente tampoco mereció empatarlo siquiera.

Los pupilos de Muñiz salieron al campo con la clásica ´empanadilla´ de todos los partidos. Algo sucede en los comienzos de partido; siempre concedemos un gol, como sucedió contra el Real Valladolid, o nos dan un susto de consideración como hizo el propio Mirandes la semana pasada, errando una clara ocasión de gol en los primeros minutos en Anduva.

Tras el gol getafense, el Levante espabiló un poco, pero desde la grada se veían atisbos de que no iba a ser el mejor partido del equipo. Tuvo que ser en otro error en cadena del portero, la defensa del Getafe y, eso sí, una gran vaselina de Natxo Insa, los que permitiesen al Levante igualar el encuentro mediada la primera parte.

El Levante estuvo espeso, con falta de ideas y muy previsible a la hora de intentar acercarse con algo de peligro al area del equipo azulón. Los jugadores del Getafe se sentían cómodos y movían bien la pelota; suyas fueron las mejores ocasiones del gol, sobre todo en la segunda parte del encuentro. Especialmente Jorge Molina, muy motivado, estuvo a punto en un par de ocasiones de perforar la portería de un dubitativo Raúl Fernández.

Mientras tanto, a nuestros jugadores se les veía faltos de ideas , con transiciones muy lentas de balón y quizás con demasiados pases horizontales y poca verticalidad en ataque. Esto hizo que el Getafe se sintiera muy cómodo en defensa durante la mayor parte del encuentro. Como prueba, la escasa participación de Roger en el juego; muy solo estuvo el pistolero de Torrent. Aunque también es justo decir que el equipo supo reaccionar una vez mas a un marcador en contra y logró, al menos, conseguir un punto.

Yo, personalmente, me voy a tomar el partido del domingo como un mal partido del equipo. Nada más. No hay nada que reprochar a los jugadores ni al cuerpo técnico: la perfección en el fútbol no existe y partidos como este pueden darse durante la temporada. Este vestuario se ha ganado la confianza de todos; si el Getafe, que venía en clara tendencia ascendente desde la llegada de Bordalás, es capaz únicamente de empatar en el peor partido de los nuestros hasta la fecha, aún tengo mucha más confianza en los míos y en que al final de temporada estaremos celebrando que se han conseguido los objetivos.

También me gustaría condenar, aunque no merezcan ni un minuto de mi tiempo, a los pocos aficionados que escuché silbar a los nuestros durante algunas fases del partido. Realmente me parece vergonzosa esta actitud de unos pocos. Cuando uno pierde la conciencia de quién es, está realmente perdido... También escuché un comentario que hizo que no diera crédito a lo que oía: «El Getafe tiene mucho mejor equipo que nosotros». Por eso está 12 puntos por debajo del Levante en la clasificación, ¿no? En fin, afortunadamente, estos no representan a la mayor parte de la afición levantinista.

El domingo tenemos una cita importante: partido a domicilio contra el tercer clasificado, el Reus. Espectacular la temporada que está haciendo el club catalán, recién ascendido de Segunda B, de donde no había pasado hasta ahora.

Hasta 350 entradas hay a disposición de la afición levantinista para el citado partido, y no dudo de que se van a agotar fácilmente. La afición debe y va a desplazarse en masa a Reus y demostrar, una vez más, que no va (que no vamos) a abandonar a los nuestros. Que vamos a estar con ellos tanto si se gana, se empate o se pierda. Vamos a demostrar que el sentimiento de los granotas por su equipo no tiene limite. Porque la grandeza de un club no se mide ni por sus títulos ni por la categoría donde esté. La grandeza de un club se mide por su gente, y nosotros somos muy grandes. SIEMPRE LEVANTE.