Somos de lo que no hay. Ahora que resulta que estamos en nuestro peor momento, aparecen valencianistas por todos lados. Entre ello, un Borbón y un Rivera. Lo de Kiko Rivera es de traca. Se ofrece entrenador del equipo, expone sus metas, pone una alineación? ¡y se le lesiona el delantero titular! A mí me hizo gracia que se postulara. Estamos tan mal que ahora mismo hasta Torrente podría ser del Valencia. Al menos se constata desde fuera de la terreta que el Valencia cae bien a pie de calle. Nos habían pillado un poco de tiña, todo hay que decirlo. Creo que no acababan de entender por qué estábamos tan nerviosos y despotricábamos de entrenadores y jugadores. Ahora lo entienden. Se han dado cuenta de que estamos hechos un solar. Tenemos el cariño del personal.

Cánticos

Al final desde Singapur han conseguido que nuestra marca sea tan kitsch como la sevillana y el torero encima de la televisión en los setenta. Empezamos a formar parte de ese sentimiento de nostalgia generalizada que ha traspasado la frontera del sentimiento valencianista y se ha instalado en el anecdotario popular. Todo el mundo nos desea lo mejor. Bueno, eso en frío. Porque luego, en caliente, vamos a Balaídos y nos entonan un "a Segunda" que se te clava en el alma, porque con ellos siempre había habido cierta germanor. Lo cual demuestra que el fútbol es cruel y no es un deporte para cándidos. Lo vamos a tener que escuchar en otros sitios, y no debemos perder el norte. Nosotros, a lo nuestro. Puntito a puntito.

Pompas

Lo peor de la semana pensábamos que iba a ser la dimisión de Suso, y ha resultado ser la lesión de Rodrigo. La cosa es seria y va para tres meses. Le deseamos lo mejor, paciencia y le esperaremos como agua de mayo (literalmente). Fabricamos malas noticias al ritmo de las pompas de jabón. Sobre el asunto del director deportivo no voy a decir mucho. A la gente de a pie nos importa un bledo el reparto de culpas entre los protagonistas de este culebrón. Lo que queremos es que se acabe de una vez el paseíllo. Puestos a comparar el fútbol con cualquier otro negocio, un club es como un bar. El dueño debe estar y controlar. Si no, el personal se le desmelena. Cuando los empleados están descontentos y es algo generalizado, la culpa es del jefe. Pero si encima está cabreada la clientela, lo siguiente es echar el cierre.

Mestalla Field

Esta mañana nos visita el Espanyol de Quique, para mí el mejor entrenador que podríamos haber tenido entrenando el club cuando comenzamos esta nueva y dolorosa etapa y aún podíamos haber hecho las cosas bien. Más allá de las simpatías que genere, un profesional como la copa de un pino, un hombre de fútbol, un hombre de casa y un ganador. Se llevó a Javi Fuego y a Piatti. Hoy es un día para animar, para apoyar sin fisuras, para ser toda una voz. No podemos evitar lo que ha pasado, pero podemos elegir el futuro. Tenemos que soplar todos a la vez. Me encantaría sentir Mestalla como he visto empujar a Anfield cuando el Liverpool tenía que hacer frente a situaciones complicadas. Allí, en muchos partidos el primer gol lo empuja la grada, prácticamente. Es la hora de la afición.

Zaza y Vinicius

¿Estará Zaza en la grada? Más allá de sus cualidades como futbolista, ese hombre tiene toda mi admiración. ¡Cómo ha luchado por venir! Su fichaje se ha cargado al entrenador y al director deportivo. Parecería que ha conseguido que dé su brazo a torcer hasta Meriton. Su insistencia tiene ya concedida por mi parte indulgencia por si necesita periodo de aclimatación. Aunque confío en que no hará falta, más que nada porque no tenemos tiempo. Vinicius llega en cambio con buen pie. La primera que tuvo, la metió. También él llega con intención de quedarse. Por todas estas cosas preveo un buen ambiente en la grada. ¿Y si este es el partido de la portería a cero? ¡Por estadística toca ya! Porque no soy yo de apuestas, que si no me forro.

Hacia adelante

Si hay algo en lo que tenemos que estar atentos es en los minutos iniciales y finales. Al equipo le cuesta entrar en la dinámica de los partidos, y mucho más salir de ella. Luego, en el ecuador, damos la cara. Pero hace mucho tiempo que vengo diciendo que jugamos partidos de sesenta minutos, como al fútbol-7. Es el fútbol un estado de ánimo, eso está claro. A la zona Cesarini deberían llamarla zona Meritonini. No podemos identificarlo con ningún nombre propio del equipo porque como esto es una romería y no aguanta nadie en el cargo más de tres meses seguidos, no sabemos de quién es la culpa. Consigamos tres victorias seguidas y ya echaremos cuentas en mayo. Yo creo en Mestalla. Hoy, todos a una. Ahora es momento de no mirar atrás. Como el título de Tehilard de Chardin (y como llevaba escrita la suela de la zapatilla de mi madre): "¡Tojours en avant!".

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