N o sé si recuerdan mi historia. Mi nombre es Álex Pellejero y vivo en Suiza, donde emigraron mis padres por razones laborales. Hace como unos 20 meses compartía en Youtube un vídeo explicando mi enfermedad -Ataxia de Friedrich- y, casi entre lágrimas, iniciaba un crowdfunding pidiendo ayuda para someterme a un complejo tratamiento con células madre en Bolivia con tal de mejorar un poco mi salud. Desde hacía tiempo seguía en las redes sociales a varios periodistas valencianos para mantenerme informado de la actualidad del Valencia CF, mi Valencia. Gracias a ellos también mi lucha diaria cobró difusión entre el valencianismo. Hoy tengo el honor de escribir unas líneas sobre el equipo de mi vida y la experiencia que pude disfrutar junto a él cerca de donde resido.

El inolvidable jueves

Iba a ser un jueves inolvidable, el Valencia venía a jugar a Suiza contra el Sporting de Lisboa y desde que me enteré sabía que iba a ir sí o sí. SUPER me ayudó al ponerse en contacto con Álex Navarro, que es el director de comunicación del club. Álex me llamó y me dijo que el Valencia iba a invitar al partido a mi padre y a mí, así que el jueves por la tarde nos plantamos allí llenos de ilusión. Estaba todo lleno de portugueses y seguidores con la camiseta del Sporting de Lisboa, pocos aficionados del Valencia a simple vista, pero avanzar por las colas de las taquillas y oír de vez en cuando a gente hablando valenciano era muy reconfortante para alguien que no lo tiene cada fin de semana. Nos situamos a pie de campo, a un par de metros del césped, y tuve la fortuna de ver a los jugadores calentar justo enfrente de mí. El partido comenzó y las sensaciones eran maravillosas, no solo por ver jugar a mi equipo a más de 1.000 kilómetros de mi tierra, sino por el propio juego, se veía una forma de jugar seria y unos futbolistas realmente concentrados los 90 minutos. Justo detrás de mí había una peña del Sporting que no paró de cantar, algo pesados, por cierto. Por eso, cada vez que marcaba el Valencia me giraba con una sonrisa para mirarles. Al acabar el partido y haber ganado 3-0 me puse en contacto con Álex Navarro y me dijo que me acercase a los banquillos porque tenían un par de camisetas para regalarme a mi padre y a mí....Si ya estaba contento con la victoria imaginad al decirme eso. Nos acercamos al banquillo y ahí nos juntamos todos los valencianistas, unos 20 ó 30, entonando cánticos del Valencia y canciones de Nino Bravo pasamos el rato hasta que salieron algunos jugadores para hacernos unas fotos con ellos. Entre los jugadores estaba Dani Parejo, con el que tuve la ocasión de hablar un poco. Me preguntó qué tal estaba y me deseó lo mejor, que siguiese fuerte, yo le dije que había hecho un partidazo y le deseé suerte para esta temporada, al acabar me hice una foto con él. Tanto él como todos los jugadores estuvieron realmente amables y simpáticos. Mientras otros se hacían fotos con la gente me fijé, concretamente, en Nacho Gil, que había hecho un gran partido y marcado un golazo, se me quedó mirando sonriendo, con una sonrisa sincera y que me llenaba de gozo. Antes de que los jugadores se marchasen nos dieron las camisetas y, además, una bufanda. Fue una noche increíble, de ensueño, algo mágico sentirse por unas horas tan cerca de tu tierra. Al final del día me sentía completamente feliz y agradecido. Me quedo con una frase que dijo un aficionado antes de irnos, «éramos pocos pero buenos». Creo que ya está habiendo un cambio deportivo más que notable. Tengo un buen presagio, este año tornem. AMUNT!

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