En España arde la calle al sol de poniente, y el aficionado digiere el melón que se ha zampado con saña tratando de no dar cabezazos para ver lo que sucede en Inglaterra. Y allí, al fresquito, con temperatura maravillosa de primavera, diecinueve graditos y brisa marina, el Valencia ganó a domicilio al noveno clasificado de la Premier el año pasado. El Bournemouth fue un digno rival, estuvo bien plantado, pero el equipo che supo estar con líneas juntitas, y serios y firmes en defensas. Sin demasiados malabarismos, pero ni falta que hacen. La gente sólo pide seriedad, y que el partido dure noventa minutos, no sesenta, como pasaba desde hacía tres años. La primera parte tuvo momentos eléctricos, pero Rodrigo y Zaza no acaban de congraciarse, y eso que juegan ambos donde tienen que jugar. En la segunda parte entró otro equipo, hasta Abdennour.

Tranquilidad

Al final, ni Simone, ni Negredo, sino Orellana, que está entonadísimo. Un chufo clásico, ochentero, de los de antes, con rosca, colocación y potencia. 0-1, apaga y vámonos. Minutos antes, Gayà la había tenido. Llegamos más, aunque no concretemos. Y nos llegan menos, y solemos mantener la portería a cero. ¿Qué más podemos pedir? Tampoco lancemos las campanas al vuelo, del mismo modo que no hay que hacer un drama si algo no sale, como en Canadá. El equipo se está haciendo, pero los ingleses juegan en el campo más chiquitín de la Premier, no llega a doce mil espectadores, y no estaba lleno, ni mucho menos. O sea, pachanga, pero más seria. Lo más destacado, para mí, es el nivel que Parejo está mostrando. Parece estar a gusto y comprometido. A lo mejor, ese es nuestro fichaje de verdad.

Fútbol virtual

La noche anterior tocaba ´clásico´, término que me toca la fibra. No pensaba verlo, pero estaba en mi chincheta de Madrid, pasando un calor de los que derriten los calzoncillos. He venido por trabajo, pero estoy contando las horas para regresar. No es sólo el calor. Es la sequedad en el ambiente. La garganta es un papel de lija. Y mientras nutro a mi insomnio de una monodosis de fútbol descafeinado entre los equipos favoritos de los gerifaltes de este negocio, me doy cuenta de nuestro problema. Estos tíos, los de la tele, juegan a otro deporte. Su velocidad de crucero es infernal. Pero la perfección en la ejecución de los pases€ ahí radica la diferencia. Los blancos son como la sturmtruppen alemana. Los blaugranas se mueven como un enjambre de avispas. El fútbol de verdad ya va más rápido que el de la Play.

Ritmo

Lo comparo con el partido de Bournemouth, y se me antoja que estamos hablando de dos realidades, dos ritmos de competición. Sobre todo, porque nuestros mimbres son provisionales. Para jugar como esos otros dos equipos, hay que hacerlo de memoria. Pero para eso, los jugadores tienen que convivir durante mucho, mucho tiempo. No bastan semanas ni meses. Años, incluso. Cada día que pasa sin un refuerzo, cuenta un día más de temporada que va a costar que ese jugador se integre plenamente. Si hacemos fichajes costosos de perfil mediocre, no duran y la cohesión del equipo nunca se alcanza. Y si el plan es traer a los refuerzos en el último instante, a finales de agosto, ya auguramos que el equipo empezará a rendir a partir de enero. Para entonces, los puestos de Champions ya estarán repartidos entre seis aspirantes.

Círculo vicioso

Este verano es la repetición de los anteriores. Pero se repiten fallos que hemos visto mil veces en decenas de planificaciones de pretemporada, y en cientos de alineaciones. Y cada temporada que pasa, los aficionados somos más viejos y los jugadores, más jóvenes. Por eso nosotros tenemos cada vez menos paciencia, y ellos se sienten cada vez más incomprendidos. En este círculo vicioso estamos, pero más allá de la lógica, no hay dinero. Esa es la cuestión. Cancelo vale 25 ´kilos´. Si no los pagan no lo vendemos. Así que tenemos lateral, o extremo, no sabemos aún. Se nos han escapado tíos como Camarasa, Albiol, Camacho, Llorente (por los apellidos, esto parece la primera peli de ´Regreso al Futuro´).

Golazo

Y Kondogbia, por ejemplo, el que queremos del Inter, acaba de marcar el gol del año. En ´Videos de Primera´, claro. Porque es en propia puerta desde treinta y cinco metros. Un desecho de virtudes. Con pase de Murillo, en un ejercicio de coordinación y armonía. No tiene mucha impotancia, aunque el gol es espectacular. No me canso de verlo. Así las cosas, por mucho que Marcelino quiera refuerzos, me temo que es la hora de la cantera. Tenemos una escuela de chavales como pocos clubes en el mundo. Si los culés fueron gloriosos recientemente, fue por un grupo de chavales que jugaban juntos desde niños y combinaban de memoria. ¿Por qué no podemos hacer lo mismo nosotros? Soy consciente de que la gente quiere fichajes, pero no vale cualquier cosa. Si estos no van a ser nombres con mayúsculas, hay una parte de los aficionados que preferimos ver también cómo la gente de abajo llega y triunfa.

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