Aparte de cuestiones futbolísticas -equipo ordenado, Soler en banda de falso interior, intensidad durante los 93 minutos€- que resaltaron a la vista de todos los que estuvimos en Mestalla hace una semana, me quedo con dos detalles, dos escenas que sucedieron durante el partido ante la UD Las Palmas y que me pusieron como una moto. La primera la protagonizaron varios jugadores del Valencia. Hubo una falta dura sobre Zaza en el centro del campo en una disputa aérea.

El italiano acababa de ver la tarjeta amarilla de rigor, pero como es habitual no se arrugó, fue a la batalla y le devolvieron la tarascada. Aún no había caído el delantero sobre el impecable césped de Mestalla y ya había cuatro compañeros protestando al árbitro. Sí, pidiendo tarjeta para el rival. Sí, condicionando la siguiente decisión del colegiado. Porque, no seamos papistas y enterremos el Gloval Respect al menos en el capítulo arbitral, esas cosas hay que hacerlas. El que no llora, no mama. Y Marcelino eso lo sabe. Así que después de varias temporadas en las que los jugadores del Valencia parecían las monjitas carmelitas samaritanas del Corazón de Jesús, vuelve el equipo desagradable, rocoso y fogoso. Marcel1n0.

El otro Mina

El otro detalle que me llamó la atención lo protagonizó un jugador por el que no daba un duro desde la llegada de Marcelino: Santi Mina. Pensaba que no iba a verlo jamás con la camiseta del Valencia -al menos con el asturiano en el banquillo- y el chaval jugó sus minutos en el primer partido de Liga e incluso lo hizo bien, bajo mi punto de vista.

Su mejor acción fue un remate de cabeza que se estrelló en el poste y que habría cerrado el partido de manera definitiva. La reacción de Santi Mina fue el ejemplo más claro de la filosofía Marcelino. Se llevó las manos a la cabeza con la mirada perdida hacia el infinito. Pero esta estampa apenas duró unas centésimas de segundo. El jugador se acordó en ese momento de quién era su entrenador y esprintó como un poseso hacia su posición. La pasada temporada se habría quedado con las manos en la cabeza y con la mirada perdida hacia el infinito durante varios segundos. Marcel1n0.

Leyendas y bacalás

La normalidad ha vuelto al Valencia, de eso no hay duda. Mestalla ha dejado de ser un campo donde gana cualquiera, hay un presidente preocupado por el fútbol, un director general que ejecuta e incluso que ejerce de portavoz y hay un entrenador que sabe de qué va esto. Tan simple y a la vez tan complicado. Cuando llegó, Peter Lim tuvo en su mano convertir el club en un referente en Europa. Tenía mimbres y dinero. Pero lo dinamitó. Ahora vuelve a tener una estructura parecida a la que se encontró pero la alegría en el gasto se ha acabado.

Pues bien, es en esa coyuntura donde históricamente se ha movido bien el Valencia. Cuando ha ido de rico, caguerá. Y que se me perdone la expresión. Han sido siempre los fichajes ´trabajados´ los que han acabado dando un rendimiento extraordinario. Dos de los ejemplos más recientes son el Guaje Villa y Otamendi. Por 12 millones de euros cada uno, fichaste a dos leyendas -en el caso del central, es atrevida la definición por su efímero paso, cierto-. Por el doble de dinero han llegado auténticas bacalás, sin ir más lejos Enzo Pérez y Abdennour. Y lo sabes, Marcel1n0...

Bou Kondogbia

Que al Valencia le hacía falta un medio centro defensivo lo sabían hasta en Singapur. Si encima el que ha venido es negro, me resulta maravilloso. Llevo años reclamando un jugador de raza negra para esa posición. Y para nada es un apunte caprichoso. Desde que vi a Obi Mikel, Lassana Diarra y Michael Essien destrozar al Valencia en Mestalla un abril de 2007, llegué a la conclusión de que para competir en Europa o eres el Real Madrid o necesitas músculo y trabajo en el centro del campo.

Con la llegada de Kondogbia consigues ese poderío físico que necesitas para plantar cara a los rivales directos. Pero permítanme que sea cauto con este jugador. No soy un parabólico como Pablo Leiva o César Izquierdo pero lo poco que he visto del bou Kondogbia me inspira poca confianza. Su anarquía y excesivo recorrido por el campo me generan dudas. Ahora bien, nada que un buen entrenador no pueda resolver. Marcel1n0.

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