El mundo suele ser complejo pero esa complejidad muchas veces te la rompen los ‘nanos’ a las primeras de cambio. A mi me sucedió el martes y encima a una hora que no debería ser jamás bien vista por unos padres con un chaval de siete añitos de edad. Él debería estar dormido. El Valencia jugaba la Copa ante la Unión Deportiva -recuerden que siempre hay que llamarle Unión Deportiva, lo de Las Palmas es simplemente un apellido fundamentalmente peninsular- y el duelo no era precisamentea a una hora digna para un ‘nano’ que al día siguiente tenía clase con todas las de la ley.

Pero sucedió. Sucedió que el Valencia jugó un encuentro realmente notable y sucedió que Vietto debutó a lo grande formando pareja de ataque con un inspirado Zaza y marcó tres golazos con todas las de la ley. Y sí, marcó tres golazos y el último fue encima antológico. Y entonces pasó. Yo pegué un grito en el salón de mi casa y Juan, mi ‘nano’, en lugar de estar durmiendo a una hora razonable para un niño de su edad, salió de su cuarto dando saltos a lo bestia y ansioso por ver esa vaselina antológica de un Vietto en estado de gracia.

Juan salió sin pedir permiso y se puso a mirar la tele de forma indisimulada. Y alucinó. Le emocionó de tal forma el tercer gol del argentino que se me quedó mirando de forma incuestionable y me dijo sin disimulo que a los Reyes del año que viene les iba a pedir una camiseta con el nombre de Vietto grabado a su espalda. Y sonrió. Y me dió un abrazo enorme y se piró hacia su cama sin ningún miramiento. Para él ya había acabado todo. Y yo me quedé sonriendo. En el fondo vi un Valencia espectacular y disfruté como un loco con los cuatro goles que le hicimos a la Unión Deportiva.

Pero sobre todo me quedo con la cara de Juanito pidiendo la camiseta de Vietto y satisfecho de forma indisimulada. Fue un día enorme para él y para todo el valencianismo. Un día realmente bonito para ver como este Valencia de la mano de Alemany y Marcelino nos ha devuelto la alegría de forma indisimulada. Mi hijo quiere una camiseta de Vietto... y yo poder seguir escribiendo sobre un equipo que ha recuperado la sonrisa. Y eso, que parece tan simple y a la vez tan complicado, es lo que me sucedió a mi el pasado martes con el partido de Copa. Noche memorable y recuerdo sin duda alguna imborrable.

Lo de Fuensanta

Y cambio de tercio. Ahora escribo de Fuensanta y le mando un saludo enorme. Ella evitó que a su bebé le cayera una puerta de Mestalla encima y en estos momentos se encuentra en fase de recuperación en la nueva Fe a la aspera de que le digan que va a pasar con ella en un futuro inmediato. La tragedia se ceba con quién menos culpa tenía. Ahora bien, gracias a la habilidad de Fuensanta el bebé se encuentra perfectamente... pero está a la espera de su madre. Mucha suerte.

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