¿Existen un fútbol negocio y un fútbol deporte? Parece que sí y que la FIFA está intentando limitar el primero para que no se pierda el segundo. Lo que es obvio es que el fútbol, y el deporte en general, es una actividad económica, que genera mucho dinero pero también muchos empleos directos e indirectos y que, por lo tanto, no se puede dejar de lado.

Sin embargo, la FIFA está preocupada por distintos problemas generados por ese ´fútbol-negocio´ y va a proponer una serie de cambios que habrá que ver si son aceptados por los clubes y las ligas y, ojo, también son legales, porque no todo lo que está sobre la mesa me parece que pueda ser aceptado y me imagino ya a algunos afilando sus cuchillos jurídicos.

Una primera medida sería la de o dejar un solo periodo de transferencia o bien limitarlo en el tiempo (reduciendo el de verano) y eliminar el de invierno o no dejando fichar más que a un número estricto de jugadores por equipo. Una u otra fórmula pretendería que se hicieran menos fichajes y que, por ende, se gastara menos dinero. Pero hay dos preguntas a hacerse aquí: ¿generará realmente una bajada de inversiones en transferencias o, con las prisas, tendremos más y más caras por las necesidades de competitividad y se entraría en una especie de subasta? Y, la segunda, ¿sería legal?

A la inicial reflexión me inclino a pensar que el mercado de fichajes devendría más un mercado persa y con mayor inflación, pero puede ser que sea pesimista, aunque no lo creo. A la siguiente pregunta hay que contestar que tendrá que ver si ese impedimento puede chocar con la libertad de mercado empresarial e incluso con la libre circulación de jugadores, ya que reducir lo que ahora existe puede parecer un criterio restrictivo y eso no está bien visto, sobre todo en los tribunales de la Unión Europea.

Otra medida sería la de limitar el número de cesiones de jugadores. Es cierto que algunos clubes, el Udinese por ejemplo, tiene más de cien jugadores cedidos y ese acaparamiento de futbolistas denota una estructura empresarial distinta a la de un mero club. No sé qué tiene FIFA en mente, pero este punto es algo que llevo años pidiendo, para intentar que los clubes con mayor capacidad económica no tengan a más jugadores de los necesarios y, sobre todo, impidan que los tengan sus adversarios menos poderosos.

Una limitación del número máximo de jugadores por plantilla y de cedidos sería lo ideal y así lo propugno yo pero, otra vez, habrá que ver si la legalidad no lo impide. Sería perfecto para intentar que algunas ligas (¿la nuestra también?) no pierdan la competitividad necesaria para que el aficionado mantenga su gusto y su gasto por el fútbol.

Otro mantra que va y viene desde hace años y en el que la UEFA y la FIFA, por medio de lo que han indicado recientemente sus respectivos presidentes, es el tope salarial, el famosos salary cap estadounidense. Esto, que vuelve como las golondrinas en primavera, por mucho que se intente, creo que tendría dificultades para pasar por el aro de la legalidad y de los tribunales de la Unión Europea.

El cerrar los periodos de fichaje antes de que empiecen las ligas sí que me parece no solo factible legalmente sino también tiene su sentido deportivo. Y es que los cambios, una vez empezado el campeonato podrían desvirtuar éste y algunos jugadores que saltaran de un equipo a otro de la misma liga habrían de jurar que no cometieron ningún perjuicio a sabiendas de que iban a cambiar de camiseta.

Finalmente, y otra vez, la FIFA quiere jugar contra los agentes o intermediarios, que es como se llaman ahora, porque no contenta con haber eliminado su reglamento que les controlaba y haber remitido toda la competencia a las federaciones nacionales, sigue queriendo rebajar su posición de fuerza en el fútbol. La base se encuentra en que, según los cálculos del TMS (el sistema de transferencias de FIFA) los agentes siguen llevándose demasiado trozo del pastel económico.

Sea como sea, la FIFA está siempre por la labor de cambiar cosas que no le gustan, pero también debería mirar a otras que no gustan a otros componentes del mundo del fútbol€ Y para cambios, los del ex policía Mario Conde, ahora re-vendedor de libros y detective a ratos, en la Habana del escritor Leonardo Padura, y que nos deleita en su última obra ´La transparencia del tiempo´.

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