Por mucha pasión que le queramos poner a la cosa, la liga está decidida por arriba. El Barça es campeón, y del Atlético al Valencia la emoción es relativa. El hecho de no vernos forzados a jugar liguilla de clasificación es lo más parecido al café descafeinado de sobre. Por supuesto, podemos ponernos objetivos internos, como luchar para adelantar moralmente al Real Madrid, que está en fase de exaltación de la amistad con la Juve, o el Atlético, que practica el fútbol menos adictivo de los cuatro. Viene el Espanyol y la sorpresa sería caer. No porque el Espanyol no pueda hacernos daño, que al fin y al cabo los equipos de Quique siempre dan mucha guerra, sino porque no está en el guion mental de ninguno de los comparecientes en Mestalla esta noche, a excepción de ellos.

Inercia

Y es que el partido de la ida fue bastante tramposo porque, aunque ganamos 0-2, la primera parte nos la pasamos sacando cubos, con sendos disparos a la madera de los 'pericos', y alguna parada de mérito de Neto. Fue, eso sí, el partido que nos colocó en segunda plaza con récord de partidos ganados seguidos en Liga, ocho nada menos. Eran esos tiempos donde nos frotábamos los ojos, tras temporadas aciagas. Llegamos a pensarnos indestructibles, aunque ya dábamos coletazos en el juego, y mostrábamos carencias. Pero teníamos la suerte de cara (con excepción de Murillo, que se lesionó en el inicio de su serie de catastróficas desdichas). Ganábamos por inercia. Kondogbia marcó un golazo antológico, y Mina estuvo avispado al final y le robó la cartera a Víctor Sánchez.

Sin sustancia

Hoy, el maná se acabó. Ganamos casi siempre que lo merecemos, que no está mal, pero no más. Y se da la circunstancia de que puede que seamos capaces de batir nuestro récord de puntos en La Liga, y no nos sirva ni para ascender un puesto. El fútbol ha cambiado como el mundo, con mayores diferencias entre los ricos y los pobres. Ya no existe casi la clase media, y si la hay, acaba en la Europa League, eso con suerte. A mí, este fútbol no me apasiona. Entiéndanme, prefiero tener +15 puntos de ventaja que 3. Pero es relativamente fácil acabar no compitiendo por nada en especial. Batir récords sin ganar títulos? La semana pasa sin demasiada sustancia. El espectador va a pasar la tarde, pero más por librarte de la suegra, un rato. No le va la vida en ello.

Balsa

Siento contradicciones, porque aún así, bendita calma. En estos momentos, hay tantos equipos sufriendo por abajo, que la calma chicha hay que tomársela como un día de verano en un velero sin mucha más misión que no hundir el bote. Como hay margen para el batacazo porque el Villarreal tropezó con el Málaga, los alicientes hay que buscarlos en la posibilidad de ver jugar a Jaume, Nacho Vidal, Lato o Ferrán Torres, o en eventos semanales, como la renovación a bombo y platillo de este último, quien desafió la lógica y la ley de la gravedad para infiltrarse en el primer equipo con carácter de exclusividad, contra pronóstico de todo y de todos, y que ha acabado dejando claro que se quiere quedar aquí, con 100 'kilos' de cláusula, nada menos. Está la chavalada del club desconocida. Qué tiempos aquellos, en los que huían todos como conejos.

Laterales

Ahora, hasta Gayà y Lato están dispuestos a pelearse el puesto, sin atender a los cantos de sirena que vienen de otros clubes europeos. Y eso que yo los veo compatibles en la banda, tanto monta, monta tanto, uno arriba del otro. Otro por el que el club está haciendo el esfuerzo es Guedes. Dejó de ser ese baluarte que nos dejaba a todos bocabadats, y su juego es algo más color gris ala de mosca. Pero todos sabemos que en cualquier momento te puede sacar las castañas del fuego. Es un buen momento para intentar su fichaje, ahora que pasa más desapercibido, y el PSG está pendiente de apagar otros fuegos. No es lo mismo reforzarse tras el batacazo con tus descartes anteriores, que venir de ganarlo todo y permitirse el lujo de 'recuperar' a un futbolista.

Orden

Del día de puertas abiertas en la Ciudad Deportiva de Paterna me quedo con la conexión de la grada con el '9', Simone Zaza. El batiburrillo que se armó cuando marcó un golete de chilena en el entrenamiento demuestra que, si el personal pudiera elegir, no sería precisamente a este jugador al que vendería este verano si fuera necesario hacer caja. Pero, siendo fríos, está siendo más un problema de factor emocional que estadístico. No mantiene el rendimiento esperado en goles, aunque su faena en el césped es más completa que salir en la lista de goleadores destacados. Sin embargo, para defender el escudo en Europa necesitamos dos o tres jugadores que marquen la diferencia en puestos clave. ¿De quién prescindimos? Necesitamos hacer caja antes. Sólo esa gestión por parte de la dupla Alemany-Marcelino puede generar oleaje en las calmadas aguas. Hay que dejar salir antes de entrar.

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