Todos los aficionados al fútbol conocen, al menos de refilón, el famoso Bosman, quien descolocó con un pleito que inició allá por los primeros años de los 90 del siglo pasado, a todo el balompié mundial. No voy a insistir ni a explicar de nuevo el caso, pero sabemos que los comunitarios, tras su sentencia, eran como nacionales, y después asistimos al baile de comunitarios B, C y D...

Siempre se ha intentado que el fútbol fuera una actividad económica distinta y que no se aplicaran las reglas de la Unión Europea en forma estricta, apelando a lo que se ha llamado la 'excepción deportiva'. Así, se ha puesto sobre la mesa, de forma insistente, intentar mitigar el flujo incesante de ciudadanos comunitarios (y B, C y D?) en el fútbol europeo.

Esto, que ya fue debatido y no aceptado por los organismos de la Unión, ha vuelto otra vez a ser solicitado por el presidente de la UEFA, Alexander Ceferin, que cree que distorsiona el fútbol y «menoscaba la competencia entre países y clubes». La verdad es que quiere volver a una famosa petición llamada el 6+5, en el que habría seis jugadores seleccionables y cinco que no lo serían en cada inicio de partido (y me imagino que durante todo el mismo).

Dice Ceferin que la actual libertad absoluta de movimientos de trabajadores es nefasta para el balompié UEFA y que debe ser cercenada, en bien del mismo. La verdad es que eso sería ir en contra de uno de los pilares esenciales de la Unión y no parece que puede ser posible, teniendo en cuenta lo que ya se ha debatido. ¿Cómo decir que el fútbol es diferente y que no lo son otros mercados?

La respuesta es la de siempre: somos especiales y no se trata solo de una actividad económica sino de algo más, porque hay selecciones nacionales, que son perjudicadas por la masiva entrada de extranjeros o de salida de nacionales. La cantinela, no por ser reiterativa, deja de tener sus seguidores. Pero, si vemos cuantos países "nuevos" del fútbol han mejorado gracias a los intercambios entre jugadores, no podemos sino estar en desacuerdo.

La mezcolanza es mejora

En efecto, Islandia ha dado un salto de calidad, solo por poner un ejemplo muy reciente, pero es que la mezcolanza y la diversidad hacen que el fútbol mejore en cada sitio. Eso no parece serle de utilidad de Ceferin, que tiene argumentos deportivos que, a mi entender, mezclan conceptos.

Así, indica que la salida de jugadores de pequeños clubs y pequeños países hace resentirse a estos y que también la de jóvenes futbolistas. Asistimos aquí a tres conceptos diversos que intenta llevar el presidente de UEFA a un cóctel, más sentimental que jurídico.

Porque, no son iguales ni se pueden poner en el mismo saco. En primer lugar, empecemos con los jóvenes talentos: si un esloveno, por poner a alguien del país de Alexander Ceferin, se va a Alemania con 16 años, puede mejorar tanto que su selección (pequeño país) crecerá deportivamente.

Así lo hemos visto con Albania, Kosovo y otros (repletos de jóvenes que viven en otros lugares). Por lo tanto, este aspecto no se sostiene, ni legalmente (contra la libertad de movimiento) ni deportivamente (mejoran las selecciones). El segundo es que los pequeños clubes sufren de la salida de sus estrellas. Es verdad, no se lo voy a negar, pero es lo mismo en todos los mercados, deportivos o de otro calado, donde se intenta mejorar, saliendo a empresas más importantes, mejores salarios, etc...

Aquí, también se equivoca el presidente de la UEFA, porque intenta que los jugadores (a los que dice defender también) se queden con menores expectativas. Y, finalmente, el punto de los jóvenes, que se van pronto de su tierra, está ligada con el segundo y, como sabemos, existe una protección del Reglamento FIFA para que no salgan a temprana edad, existiendo ya tres grandes clubes españoles sancionados por prácticas contrarias a dicho Reglamento.

Retroceder en derechos

Por lo tanto, volver a poner puertas al mar, retroceder en derechos por una supuesta "especialidad" futbolística, no solo no es correcto jurídicamente sino que ni tan siquiera deportivamente, a mi entender, se sostiene. En esta pelea aún no se ha pronunciado el sindicado mundial de futbolistas, FIFPro, porque tiene una posición compleja, no pudiendo ir en contra de las mejoras de sus afiliados (progresar) y, por otro lado, no queriendo parecer glotones (siempre ganar más)...

Bonito debate para los próximos meses, y mientras asistimos a éste, recomiendo leer la novela de Felipe Benítez Reyes, 'El azar y viceversa'.

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