Desde que Meriton aterrizó en València siempre ha basado una parte de la argumentación de su proyecto deportivo en una firme apuesta por la escuela de Paterna, al entender que una entidad con problemas económicos, pero con la aspiración de crecer deportivamente, estaba en la obligación de mirar a los talentos de la casa. Siendo sinceros, la realidad es que la apuesta por la casa ha sido cierta y real en los últimos tres cursos y, fruto de ello, han aparecido, al menos, diez canteranos que han tenido su oportunidad en el primer equipo...algunos siguen y otros se marcharon.

Ese discurso de la apuesta por la cantera tuvo su refuerzo hace meses cuando el club decidió contratar a Pablo Longoria para ampliar su conocimiento del mercado y, por supuesto, sobre jugadores jóvenes del mapa internacional. Longoria es una biblia futbolística andante, es raro que no conozca a alguno de los jóvenes que despuntan en cualquier liga importante, y también menos importante, del mundo. Ahora bien, ese discurso de cuidar la cantera, de apostar por ella como realmente se ha hecho con jugadores como Ferran, Lato, Nacho Gil, Nacho Vidal... no puede acompañarse de un error de bulto tan grave como el que ha cometido el director de la escuela esta temporada con el juvenil José Pascual Alba, Pascu.

El director de la escuela, Luis Vicente Mateo, no cayó en la cuenta de que uno de los mejores jugadores juveniles -estaba preseleccionado para los Juegos del Mediterráneo con la selección sub'18- finalizaba contrato el próximo 30 de junio. Y cuando quiso percatarse, el jugador tenía ya encima de él los ojos de los tres grandes presupuestos de España, además de dos equipos alemanes como Gladbach y Hoffenheim, con la complicación que eso añadiría a una renovación cualquiera. Más allá de la calidad deportiva del jugador, que en este caso está fuera de dudas por parte de los técnicos de la Acadèmia, está el error absolutamente intolerable en una entidad como la valencianista. No se puede hablar de una gran apuesta por la cantera y no tener controlados a tus mejores activos. Porque es entendible que lleguen ofertas por los canteranos y que haya ocasiones como ocurrió con Nabil, que se marchó al City, que sea imposible retenerlos porque lo que les ofrecen es algo astronómico. Sin embargo, lo que no es tolerable es que el club no esté atento a los contratos de los futbolistas que hay en casa.

El curso pasado el club ya cometió el error de comenzar la temporada con uno de sus mejores centrales del juvenil de división de honor, Mariano Konyk, sin renovar, cuando era un jugador con novias. Esperó al mes de diciembre y cuando quiso ir a negociar el Barcelona ya le había echado el guante. Finalmente no jugó en el Barça B, pero sí ha tenido muchos minutos en el filial del Sevilla. Aquel caso el club lo pudo maquillar diciendo que el futbolista se había negado a renovar, que no era agradecido y 'blablabla'... La realidad fue que ellos se habían dormido. Esta vez, no es que se hayan dormido, es que directamente les tuvieron que avisar porque estaban convencidos de que el contrato expiraba en junio de 2019. Lo siento, pero esas cosas son de amateur y conozco clubes muy humildes que jamás cometerían errores así. Espero que alguien en este club alguna vez asuma errores, haga autocrítica y, al menos, reconozca el fallo y no se digan tonterías como que el club tiene la ficha retenida porque es algo incorrecto y casi incierto. De momento, Mateu Alemany ha cogido un buen rebote porque la gente que debería solucionar estos problemas -o al menos no generarlos- no ha sabido gestionar la situación por mucho que busquen amigos en la prensa a los que filtrarles dos o tres cositas para que les defiendan.

Cambiando de tercio y hablando de Pablo Longoria, es justo reconocer que Alemany y Marcelino se han ganado hasta tal punto la confianza de Peter Lim que han conseguido lo que hasta ahora no había conseguido nadie con Meriton y es que haya un secretario técnico que tenga protagonismo. El joven asturiano es la persona de máxima confianza del fichador del club, Marcelino, y el hombre que asesora al técnico en todo lo que se refiere a ese fútbol internacional al que el técnico no llega.

Su poder en la planificación deportiva es total. Desde el primer equipo hasta el filial e, incluso, el juvenil porque conoce a la perfección a todos esos equipos. Longoria es el primer director deportivo que acude a las reuniones de planificación deportiva con el máximo accionista y que tiene un hilo directo con la propiedad. Su presencia en la foto de Singapur junto a los máximos responsables del Valencia evidencia un cambio de modelo que parecía impensable hasta hace poco y que ahora debe ir acompañado de acierto en los fichajes que vengan y, como no, de independencia de la siempre presente sombra de Jorge Mendes sobre el club. Si esos dos ingredientes se cumplen, Longoria será un gran acierto para la estructura valencianista.

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