El de Gran Bran Bretaña fue sin duda el más amargo de los podios para Hamilton. Lewis enfrentaba el fin de semana del Gran Premio que le debía devolver al liderato en el campeonato del mundo y el Mercedes giraba en Silverstone, en la pista de casa, como un reloj, nada que ver con el desastre mecánico de hace una semana en Austria. Todo apuntaba a la sexta victoria consecutiva del piloto británico en su país. Pero en menos de tres curvas el sueño deHamilton se desvaneció. Su salida, no dieron muchas explicaciones desde Mercedes del porqué, fue un desastre y Vettel, desde la segunda plaza en parrilla, se lo merendó. También lo pasó su compañero Bottas y quedó con Raikkonen respirándole en el cogote. Kimi, en lo que algunos ven un exceso de optimismo y otros una estrategia de Ferrari, falló en la frenada de la curva tres, perdió el control de su monoplaza y golpeó a Lewis que trompeó y quedó el último de la cola: un misil en su línea de flotación.

Gran remontada

Con el miedo de haber recibido algún daño que le obligara a abandonar, Lewis comenzó una brutal remontada que le llevó a superar a todos los rivales menos a uno, al que más le importaba: Vettel.

Los dos coches de seguridad que salieron por los accidentes en carrera no ayudaron a Hamilton. Sí lo hizo la sanción de diez segundos a Raikkonen. Pero lo cierto es que el inglés se ganó a pulso su posición y gracias a un extraordinario Mercedes que superaba uno a uno a toda la parrilla: avanzaba como un cuchillo caliente en la mantequilla y se acercaba al liderato. No hay duda de que la grandeza de los mitos al volante se construye gracias a disponer de los mejores coches. Y no es menos cierto el bochorno del resto de equipos al ver la «facilidad» con la que un tipo hundido en la clasificación, supera al resto.

Es imposible no querer ver cierta estrategia en la acción de Kimi, pero hubiera sido más fácil ayudar dejando pasar a Vettel la semana pasada en Austria que lanzarse contra el coche de Hamilton. El inglés se distancia a ocho puntos de Vettel y está tocado, pero con ganas de revancha en casa de Sebastian.

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