No voy a hacer un tratado de Historia sobre la guerra germánica, allá por el siglo XII, en la que se enfrascaron dos facciones para apoyar una guerra de sucesión, sino que me ha venido a la mente la historia de los güelfos y los gibelinos (deformaciones italianas de las partes alemanas en guerra) al leer el laudo del Tribunal Arbitral del Deporte (TAS) sobre la sanción que la UEFA le impuso al Milan AC.

Hace ya muchos años, cuando Javier Farinós se fue al Inter de Milán que pagó su cláusula de resolución, estuve en la ciudad lombarda y, aunque había leído algo sobre esa historia, los interistas con los que hablé me incidieron mucho en la misma, porque Milán fue uno de los lugares italianos donde mayores contiendas entre ambas partes, güelfos y gibelinos, acaecieron.

Aunque se deformaba la Historia porque se me dijo que la ira entre interistas y milanistas era la misma que entre aquéllos partidarios de uno u otro sucesor germano e, incluso, alguno me llegó a decir que los seguidores de uno y otro equipo de la capital lombarda eran güelfos o gibelinos, aunque no recuerdo cual era cual.

Obviamente este cuento no era cierto porque aunque se jugara ya al calcio en la península italiana, los clubes de fútbol no se habían aún fundado. Pues bien, no sé cómo les sentará a los interistas que el TAS haya dado la razón al Milan y que éste haya sido, de momento, reinstaurado en su clasificación para la Europa League.

Y es que el Milán fue sancionado recientemente por la UEFA por no cumplir con el famoso break even (o lo que es lo mismo en español, cubrir los gastos) del Reglamento del Fair Play Financiero. Ese no cubrir los gastos (tras los más de 200 millones gastados en verano de 2017 por el Milan) dio lugar a un procedimiento disciplinario que llevó a la UEFA a sancionar con dos años sin participar en competiciones europeas.

Esta reciente sanción hizo que el club italiano apelara ante el TAS y este viernes pasado, el tribunal dictaminó que la sanción era «excesiva y no proporcionada respecto de los hechos». Si bien es cierto que el TAS indica en la decisión que el Milan no cumplió, efectivamente, con el break even y que es merecedor de una sanción disciplinaria pero que debe ser menor.

Bueno, aquí hay dos hechos, uno de actualidad deportiva y otro jurídico. El primero es que el TAS ha devuelto el expediente a la UEFA para que dé una sanción «proporcionada» y el segundo que nos abre, a quienes trabajamos en el sector, una puerta muy importante. Veamos la primera: la devolución del expediente hace que se deba resolver y sancionar de nuevo, pero la sanción podría ser inferior, por ejemplo una sola temporada sin jugar en vez de dos y ello tendría consecuencias deportivas inmediatas.

Así, el Milan, que actualmente y tras el laudo del TAS, es libre de jugar la fase de grupos de la UEFA Europa League, si se le volviera a sancionar (y la UEFA podría hacerlo antes de que esa fase comenzara en septiembre) el club italiano podría ir al TAS de nuevo y veríamos si esa sanción de una temporada es o no «proporcionada». El lío que se puede armar es grande, sobre todo si hay otro club al que le puede afectar la entrada o salida del Milan. Habrá que estar muy atentos a esto.

El segundo es que el TAS aprecia una desproporción en la sanción, lo que en otras ocasiones ha hecho, pero en casos menores y éste es vital para el Fair Play Financiero. ¿Qué va a pasar a partir de ahora si el TAS considera ese elemento? Pues bien, ya lo hemos intentado algunos y no se nos dio la razón pero, con este laudo algunas sanciones tanto de UEFA como, ojo, de FIFA, pueden quedar sin base jurídica (no olvidemos el caso de los menores...).

En definitiva, y como siempre, los laudos del TAS hacen que pueda tambalearse la reglamentación futbolística y eso no es malo, pero que sea para todos igual, porque podría dar la impresión de que no se es justo con todos de la misma manera. Ya estamos claramente con el bochorno estival y no hay nada mejor que una buena lectura a la sombra de un olivo (y cerca de la playa o la piscina), y la que recomiendo hoy es ligera aunque no lo parezca: 'La maravillosa historia del español', de Francisco Moreno, y de cómo un idioma es vivo y no un compartimento estanco como algunos quieren creer.

Más artículos de opinión de Juan de Dios Crespo, aquí.