La generación que nació con el advenimiento del nuevo milenio se siente estafada y huérfana. No es para menos. Millones de 'millenials' viven indignados con un sistema que les tiene en cuenta antes como consumidores, que como ciudadanos. Por si fuera poco, les toca soportar el bombardeo diario de patrioteros y charlatanes, empecinados en sacar rédito de la confrontación social, sin poner sobre la mesa ni una solución a los problemas reales del personal.

Es el relato de una juventud cuya utopía del hoy pasa por hacer realidad las promesas del ayer; estudia, trabaja duro, y podrás emprender tu propio proyecto de vida. Una falacia para demasiadas personas que viven atrapadas en una espiral de precariedad, que les excluye del ideal social y democrático, que teóricamente, fundamenta nuestra convivencia.

No es menos cierto que en la España del prejuicio y las envidias se hace bien poco por poner de relieve casos de éxito. Siempre ha sido más fácil y atractivo para la masa mofarse del que cae intentándolo. La confrontación, vende, y nos define mucho más de lo deseable. Quizás debamos dejar atrás las batallitas entre Villarriba y Villabajo, para alejarnos de una vez por todas del ruido, del veneno de la crítica destructiva, y empezar a seguir el (buen) ejemplo de aquellos que verdaderamente tienen algo que contar, y que enseñarnos.

Para quienes aspiran a ir haciendo camino como entrenadores de fútbol, quizás haya pocos modelos a seguir como el de Paco López, que hasta hace pocos meses entrenaba en la Tercera División.

Los kilates como exfutbolista no le abrieron las puertas de la élite al de Silla, tampoco han sido sus excesos verbales los que han captado la atención de los medios. La fórmula es bien sencilla: trabajo diario, constancia y que éstos hablen por si mismos.

El actual inquilino del banquillo granota es el último en una escueta lista de entrenadores cuyo manual de estilo se aleja totalmente del navajeo dialéctico que tanto gusta en ciertos foros. Puede porque sea porque ha sabido crecer profesionalmente en este mundo repleto de focos y embriagado por cantidades astronómicas valorando el privilegio de lo escaso, manteniendo el respeto al contrario, y mostrándose agradecido cada día por la oportunidad que se le ha brindado. Ojalá se escucharan más voces como la suya, en todos los ámbitos de la vida. No, la humildad por si misma no es la clave del éxito, pero es un buen primer paso para hacernos mejores a nosotros mismos, y al entorno que nos rodea. Quienes llevan de verdad en el corazón el balón deberían plantar cara a aquellos que buscan servirse de él.

Ya decía el cantautor que; quien pierde los orígenes, pierde la identidad. En Orriols hemos pisado mucho barro, y tragado mucha mierda. Por eso Paco es y será uno de los nuestros, porque sabe de dónde viene, porque dignifica el fútbol, y con ello, a todos nosotros.

Más opiniones de colaboradores.