Se acabó. Ya es parte de la historia, melancolía de trasnochados negacionistas de todo lo que cambia a mejor por tener que compartirlo cada día con más gente. El Levante UD En Valencia y en España.

Los tiempos de dejarnos pisar, de mendigar por la atención mediática con la boca pequeña, de sufrir injusticias deportivas y agachar la cabeza, pertenecen a otra era. El levantinismo se ha alzado, rebelde e inconformista. Contestatario. Reclamando lo que le pertenece, lo que por justicia se ha ganado tras muchos años de lucha contra todo y contra todos.

El dedo acusador de Paco López señalando a Diego Simeone, ese orquestador 'intocable' que arbitra en el Paco LópezDiego SimeoneWanda Metropolitano, somos cada granota, hartos de permisividad con quien nos atropella. Y no nos callamos. No pensamos volver a hacerlo. Si hay que esperar al árbitro para explicarle, con educación y elegancia -porque nosotros tenemos mucha más clase que quienes presumen de ella-, que ha sido parcial y cobarde, se le espera.

Si hay que evidenciar en una rueda de prensa que te acaban de robar un partido, se hace. Ante toda la prensa nacional. Contestando incluso a preguntas de ultrillas impertinentes a sueldo del erario público. 'A fer la mà' el puñetero yunque de la adversidad. El levantinismo hoy es valentía, es carácter, dentro y fuera del césped. Es meterle cinco al campeón invicto, es ir al Santiago Bernabéu y tumbar al campeón de Europa yendo a por él, es que te venga el Barça vacilón en Copa del Rey y pintarle la cara.

Es, en casa y fuera, que no nos importe ya ser los minutos de la basura de programas locales o nacionales. Tenemos nuestros medios, nuestra gente que nos defiende. ¿Pocos? Suficientes. Y cada día más. Es que no nos vengan bien las milongas, ni siquiera las de nuestra directiva con su falsa humildad, su cínica pseudotransparencia y su negativa a abrir a quienes pensamos diferente un club que se han quedado unos cuantos sin poner un euro.

Este es el Levante actual, el del presente y el del futuro, un Levante que mira de tú a tú al histórico primer club de la ciudad, que no le teme deportivamente, que le sonríe económicamente sin pudor alguno. Este es el nuevo Levante, un volcán en plena erupción de ilusiones y ambición bien entendida, un equipo y una afición de los que sentir orgullo. Se acabó el ser menos.

Hoy, el escudo del decano valenciano brilla en cada calle, en cada pueblo, en cada grupo de amigos. Hoy, el Levante no se calla. Hoy, el Levante, responde.

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