El fútbol es tan caprichoso que la historia de un club puede cambiar por un resultado, por un jugador, por un segundo o por un milímetro. En el caso del Valencia CF el cambio está siendo menos caprichoso, más slow motion. Llevamos todo el año dando un paso adelante y otro atrás. Pero el resultado contra el Villarreal supone un salto de altura, aunque deja a dos equipos muy queridos en situaciones muy distintas. Los blanquinegres tienen aún opción de salvar una temporada hasta la fecha lamentable. Lo del Villarreal, porque ha perdido el gen de competitividad. Como juegan más directos y elaboran menos, cosa respetable, tienen ante sí una dura batalla de recuperación de autoestima y fe. Tienen gente para superar este miura, pero necesitan regresar a su estilo... o un revulsivo. (Por cierto, ¿cómo va lo de Morata?)

Superados

Cuando el Valencia marca antes, todo resulta más fácil. Para empezar, el minuto 3, VAR mediante a favor por primera vez en Mestalla, cambió el planteamiento de forma radical. El Villarreal había planteado un partido ligeramente amarrategui, con Bacca en el banquillo hasta el minuto 60, pero la calidad individual de sus nombres no se puede discutir. El problema es que se vieron superados en todos los lances. Si a eso le sumas que marcan hasta Cheryshev y Rodrigo, que tampoco era esperable (más allá de la garra y la lucha que se dan por sabidas), poco se puede hacer. Le tocaba al Valencia, porque las últimas cuatro temporadas (por ejemplo, desde que Rodrigo es jugador del Valencia) Mestalla tuvo fugas. En la 14/15 se quedó 0-0; la siguiente, 0-2; la 16/17 fue 1-3; y la pasada 0-1. (¿Ha llegado ya Morata?)Castigo

Fornals tuvo una ocasión buena para empatar, pero Neto estuvo perfecto en su respuesta. La ocasión de Parejo a tiro lejano en el 44 puso Mestalla en pie, pero además el '10' estuvo superlativo. También Soler estuvo brillante, aunque se le vea menos. Los groguets tienen problemas con su estilo de siempre. Un ejemplo de su necesidad de sobreponerse a esa mala racha es que, en el minuto 50, el fallido intento de sacar la pelota jugada como ellos saben y pueden, supuso demasiado castigo, con el gol del ruso Che (ryshev). Y fue aún más duro porque el jugador es groguet. Juegan bien, pero los fallos en las áreas les están penalizando duramente. Al poco, Rodrigo avisó de que olía a gol con un remate a bocajarro que Asenjo. O más bien como supo, porque repitió reflejos y gesto en el remate inmediato de Soler. (Dedidme algo de Morata.)

Cambios

Igual que contra el Sporting, a poco que el Valencia CF se ponga por delante, el equipo se desata. Se libra, poco a poco, de esa coraza, de esa ansiedad, de la pesada malla que conllevaba la responsabilidad del perdedor. Como el partido iba bien, Marcelino hizo el primero de los cambios en su minuto 70, aproximadamente. Quitó a Chery y metió a Wass, luego a Soler por Torres, y aún se permitió el lujo de hacer el cambio de última hora, quitando a Mina y sacando a Kang In Lee. En todo caso, todo esto nos viene muy bien, como preparativo para el golpe a la Copa que debemos protagonizar mañana y el asalto al Camp Nou. (Me confirman que ha bajado del avión Morata.)

Copa

Lo del Getafe es de afrenta, con el repaso de faltas, golpes, actitud antideportiva y eso que llaman actuar «al límite del reglamento», . El que en todo caso vive al límite del reglamento es el árbitro que no lo aplica. Pero haríamos bien en dar todos a la Copa el valor que merece, que pongan la carne en el asador para conseguir que pasemos esta eliminatoria, sin preocuparse demasiado de la Liga en ese momento. Porque la Copa es la salvación de la temporada, más allá de que los números nos avisan de que, en LaLiga, con todo lo mal que lo hemos hecho hasta ahora, aún estamos a tiro de Europa. Todo es tentador, pero la obligación del Valencia CF en el Centenario es ir a por ambas cosas. (Morata saluda.)

Mercado

Si a eso le sumamos que el mercado de invierno ya está aquí, y Maxi López y Chicharito, aún podemos salvar el año. De todos modos, yo soy de esos que no vive pendiente del mercado de invierno. No cuento con ello. Y, visto cómo salió el tema tras el mercado de verano, casi es mejor no contar con ello ni antes, ni después. Así que pongamos los pies en el suelo, que esta semana vamos a casa de los culés, tras saber si seguimos en la pomada copera o no. Son horas decisivas, porque una doble victoria cambiaría absolutamente el cuento y nos convertiría en dueños de nuestro destino. ¡Al loro, que a lo mejor no estábamos tan mal! (Me he dormido, ¿ha hablado Morata?).