Una historia de soberbia, egos y rencores. Eso es el fichaje de Jason Remeseiro por el Valencia CF, la culminación de una venganza servida en frío y empezada a cocer hace años en cada uno de los supuestos desplantes continuos con los que, siempre según la versión de los agentes del jugador, Quico Catalán les obsequiaba desde las primeras negociaciones para ampliar el contrato de Víctor Camarasa.

Afirma la misma fuente que, tanto Camarasa como Jason, tenían incluso un salario mínimo por debajo del límite legal, si bien nunca dicha aseveración fue acompañada de la denuncia pertinente.

Lo que es obvio, en cualquier caso, es que presidente y representantes llevan mucho tiempo sin poder ni verse, tal y como reconoció ayer Catalán a la hora de explicar por qué pierde el Levante esa novia a la que quería, indicando como él mismo se apartó de la negociación para abrir la posibilidad de que esta llegase a buen puerto.

«El Levante es una falla, Carlos. Hazme caso, una falla», me decía hace meses uno de los agentes. «El Valencia, sin embargo, sí apuesta por la cantera y cuida a los suyos. Mira el ejemplo de Ferran Torres». ¿Qué final del conflicto cabía esperar entonces?

Decepción personal

A nivel personal, como ya dije el lunes en Sin Tregua antes de conocer su destino, reconozco mi derrota y mi decepción. Derrota porque llevo año y medio intentando, mediática y privadamente, revertir la situación en balde, como Tito -el hombre que apostó por recuperarlo tras su paso sin pena ni gloria por Albacete- reabriendo una negociación imposible sin la tan exigida como utópica disculpa del máximo mandatario granota. Lo hemos intentado, pero ha servido, como mucho, para llegar hasta aquí.

Mi decepción no es con el futbolista, mejor de lo que muchos quieren ver (y peor, eso también, de lo que él quiere creer), es con la persona. Porque mucha gente de su alrededor hemos intentado hacerle ver su estupidez comportamental en redes y discusiones con la grada, y a cambio€ dejémoslo tildándolo de desagradecido.¿Y ahora qué?

Ahora, el marrón es para Paco López, que debe gestionar la pérdida de una pieza importante de su plantilla, porque la grada no va a perdonar la afrenta, y no vamos tan sobrados como para jugar (al menos, en casa) con uno menos y la afición más pendiente de expresarle su cabreo que de apoyar al equipo.

¿Y el Valencia? Poco que reprocharle. Golpea anímicamente a su rival ciudadano -más por la inestabilidad que genera a corto plazo que por el jugador que se lleva- pero, en cualquier caso, ha jugado a lo mismo que nosotros con Luna, Prcic o Bustinza: llevarse libre a un futbolista que acaba contrato y te interesa. Lícito.

Como lo es también que cualquier profesional (y Jason, las cosas como son, lo ha sido en el verde desde el primer día) decida marcharse a dónde mejor le paguen. El problema, David, son las formas. Tú, Camarasa y vuestros agentes habéis confundido la parte con el todo, y Quico Catalán no es el Levante UD. Os ha fallado lo humano, lo emocional, lo empático con una afición a la que os habéis empeñado en perder, no os engañéis, con vuestra constante torpeza.

Tanta paz llevéis como calma dejaréis al cerrar la puerta.

* Sin Tregua, además de radiar todos los partidos en competición oficial que disputa el Levante UD, se emite en directo en la 97.7 Radio Levante de lunes a jueves de 20:00 a 21:00 y de 23:00 a 00:00 en redifusión.