Balaídos fue una liberación. De necios sería negarlo. Era EL PARTIDO. Así, con mayúsculas, 90 minutos en los que el Levante UD o volver a disfrutar la vida. Y ganó. Con todo merecimiento. Paco López volvió a ser ese genio táctico valiente, ese humanoide mentalmente superior que ideó un plan perfecto que sus hombres cumplieron de modo brillante (no pude evitar imaginarle sonriendo con el puro a lo George Peppard cuando sonó la intro de El equipo A por megafonía con 0-2 al descanso).

Rochina y mucho más

RochinaLa exhibición de Rochina quedará grabada in eternum en nuestras memorias, pero el Levante fue mucho más que eso. Fue la recuperación goleadora del Comandante, la confirmación de la resurrección (fundamental) de Luna, la aparición (cuasi mística para el levantinismo) de Simon Moses para empujar a David al limbo de la indiferencia, la redención de Aitor tras Mnedizorroza Fue el ilusionante asentamiento de Vezo, el crecimiento futbolístico de Doukouré y Mayoral, la solidaridad incluso de los necesitados de gloria Bardhi y Dwamena, el tercer gol de la temporada de Coke

Pedíamos líderes y no solo aparecieron por doquier, sino que este Levante demostró ser un verdadero equipo, y nada hay más importante. Unido en la lucha, pateados los egos. El 1-4 de Balaídos volvió a convertir a quienes amenazaban con perder la fe en un grupo cuyo fútbol audaz reconocerá el paso de los años. Sin duda.

And now

Pero, y ahora, ¿qué? Porque 2-3 días de relax necesario tras la suelta de adrenalina eran innegociables, pero gozados están ya y procede volver a la batalla mirando frontalmente a la realidad. Y esta dice que 30 puntos, a estas alturas, están muy bien, pero no bastan; que jugamos un campeonato donde cualquiera te saca los colores al mínimo descuido y en el que nos quedan 14 jornadas para sumar, como mínimo, 12 puntos más.

Así las cosas, que pase el siguiente. ¿Y quién es ese? El todopoderoso Real Madrid de Florentino, Ramos, el Marca y Pedrerol€ Ni más ni menos que el campeón de las tres últimas ediciones de la Champions. Maravilloso. El reto no puede contener motivación mayor. Incluso aunque el capitán cavernícola (por lo de la caverna mediática, entiéndaseme bien) se quede en casa tras la 25ª roja de su carrera («Al que le guste el boxeo, que se dedique a él», dijo un día sobre Ballesteros, ¿os acordáis?).

Queremos ganar

Y que nadie se lleve a engaño. No queremos competir, no nos vale una derrota honrosa. Queremos ganar. Tumbar otra vez al Rey de Europa como ya hicimos en el Bernabéu. Nos avalan nuestra fe, el 60% de triunfos del 'Pacolopecismo' ante Madrid y Barça y, por encima de todo, nuestro fútbol.

Lo edulcoran sus dudas tras el morrazo ante el Girona y su avalancha de clásicos en el horizonte, esos que hace tiempo nos dan igual a quienes aborrecemos el circo mediático. El fútbol somos nosotros. Y esa batalla también la podemos ganar. Es más, amigos culémadridistas, aunque nos caigan 5 ó 6, volveremos a por vosotros. Porque este sentimiento no tiene comparación. Y el domingo, en el Templo, volveréis a comprobar por qué.