Después de encadenar tres partidos con polémica arbitral en los que se mereció la victoria, el Levante UD bajó esta vez el pistón. Pero aun así rascó un empate que tiene mucho valor. En Anoeta vimos dos partes muy distintas. Una en la que la Real Sociedad dejó escapar con un marcador muy corto a un Levante que no fue él. Y otra en la que a los granotas, muy revitalizados con los cambios, les alcanzó para arañar un punto recuperando sus señas de identidad. Por mérito, juego y llegadas los txuriurdines estuvieron por encima.Tráfico en los carriles

Paco López acertó de pleno con los cambios y a partir de ahí el partido se equilibró. De salida el míster trató de contener el lado derecho con Coke ante las acometidas de Oyarzabal. Sin embargo, aun siendo un futbolista solvente en todas las posiciones, la banda se le quedó larga como carrilero. Que el gol fuera por su lado es una anécdota, pese a que no fue un buen día para él ni tampoco defensivamente para el equipo en líneas generales. Lo que está claro es que si por algo ha destacado siempre Coke es por sus goles, por sus subidas, por su mando, por sus remates y ahora también por sus prestaciones como central en la línea de tres. Teniendo en cuenta que a lo largo de la temporada los carrileros venían siendo Toño y Jason, incluso Moses Simon, el de Coke es un perfil que no se puede comparar porque son tipologías distintas en el uno contra uno y la verticalidad.

Y atasco central

La primera parte fue para olvidar, parecida por momentos a la disputada en Zorrilla contra el Valladolid, aunque el problema no fue de actitud. El equipo, que normalmente se caracteriza por equilibrar muchísimo los partidos, no cogió el sitio, llegaba tarde a las jugadas y perdía los balones divididos. El campo se le hizo muy largo, aunque el principal defecto fue que las líneas no estaban tan juntas como de costumbre. Mérito también de la Real Sociedad, que presionó muy bien y con intensidad. Aunque la defensa quedó marcada, lo cierto es que es injusto personalizar en una línea en concreto porque el foco del peligro llegó por esos problemas en el centro del campo y la delantera a la hora precisamente de empezar la presión. Igual que muchas veces la zaga triunfa por ese trabajo, hay otras en las que ocurre lo contrario.