Empezaré por orden cronológico. El partido contra el Madrid me pilló en una playa de California, por azares del destino. Pensé que no iba a ser posible verlo, pero la globalización tiene cosas malas y otras buenas. Entre las malas está la gentrificacion, esa palabra tan de moda que viene a decir que estamos intercambiando turistas low-cost que van invadiendo nuestros centros históricos a base de pisos de alquiler turístico, para consumir las mismas prendas de ropa de las mismas marcas en todos sitios, mientras los últimos negocios artesanos desaparecen. Pero entre las buenas está que puedes ver el partido de tu equipo desde cualquier rincón del mundo, en directo. Piense el lector en aquella infancia desgraciada de VHF, sólo aliviada por la radio, si la onda no se perdía en la carretera. Vivimos en otro planeta.

Ideas

Desde la otra parte del mundo, con nueve horas de diferencia, el campo se veía de otra manera. Era casi irreconocible observar las gradas pobladas hasta la bandera, y el equipo asentado en el césped con más temple que la orden de caballería que da nombre a aquella sacrosanta institución, quemada en la hoguera. Enfrente, un Madrid de rojo suave, como su fútbol. No siempre llega este equipo a visitarte sin alforjas para ese viaje. La grada sonaba rara, en protesta por el reparto de entradas de la Final de Copa, pero eso no se percibía desde mi chiringuito playero. Yo solo veía que mi equipo tiene las ideas claras, por primera vez en años, incluso décadas. En la segunda parte, el ruido de fondo se percibía ensordecedor, como si fuéramos un equipo Premier. Mi grupo de WhatsApp de colegas de grada echaba humo. Estábamos ganando al Madrid sin sufrir.

Gestión

Guedes metió al resto en la pomada con un gol de potencia y habilidad, por el palo corto de Keylor El jugador venía de días difíciles, con el cambio prematuro del Sánchez Pizjuán, pero lleva tres goles ya, tras un año desaparecido por su cuadro médico. En cualquier caso, la gestión del vestuario de Marcelino ha sido hasta ahora digna de un sargento veterano de Vietnam. A partir de ahí, palabras en letrero luminoso para Parejo por el partido del Madrid. El jugador está viviendo su mejor etapa profesional, es un reloj suizo, parte la pana y reparte la estopa, porque distribuye y recupera. Es el jugador '10', el verdadero epicentro del huracán blanc i negre. Con 29 años, tiene ante sí la oportunidad de su vida para hacer leyenda, y el primero que lo sabe es él.

Enemigo

Pero, tras tocar la gloria ante el Sevilla y el Madrid, tocaba bajar al lodo de Vallecas, contra un equipo que se juega la vida. ¿Qué nos pasó? Puedes llamarlo error en las rotaciones, y achacarlo al entrenador. Puedes decir que es falta de tensión competitiva, atribuible a los jugadores. Puedes pensar que es el exceso de partidos en poco tiempo, el estado de juego, la presión atmosférica, mala suerte o el astigmatismo de las libélulas en primavera. Pero la realidad es la misma que la que asoma a esta entidad desde el principio de los tiempos: somos nuestro propio enemigo. Nadie debería darnos más temor que nosotros mismos. Somos capaces de lo mejor... y de lo peor. Nosotros somos nuestro propio límite. Todas estas perogrulladas, propias de un coacher de segunda división, son la realidad del equipo. Perdimos el partido contra nosotros mismos.

Emperador

Del mismo modo que un emperador romano tenía a un esclavo detrás de él sustentando su corona de laurel, mientras daban vueltas al ruedo, halagados por las masas que jaleaban su nombre, y el esclavo le susurraba: «Recuerda que eres mortal, recuerda que eres mortal...», el resultado de Vallecas nos lo recuerda a nosotros. 2-0 contra un equipo que se juega el ser o no ser, y sabíamos que iba a ser un partido de aúpa. Y, aún sabiéndolo, y con Parejo recuperado por la tarjeta perdonada, ¿cómo es posible que perdamos de esa manera? Demuestra muchas cosas: este equipo es mortal, no esta más arriba porque lleva todo el año jugando a empatar, y no da el salto esperado en cuanto tiene la oportunidad. Hemos tenido una buena racha que nos ha recuperado en una liga mediocre. Pero el año está siendo raro.

No salen

Esto se puede decir del equipo en general, y del capitán en particular. El jugador en Vallecas nada tuvo que ver con el del último mes, exactamente igual que el equipo. Lo de que falle un penalti es lo de menos. Nunca celebramos suficientemente los que mete, en proporción. Diakhaby, Ferran y el equipo en general. Pero... ¿es necesario recordarles que no se confíen? ¿O quizá es la sencilla y manida explicación de que «cuando las cosas no salen, no salen»? Poco importa. Lo único evidente es que cuando Parejo no funciona, el equipo tampoco lo hace. Sin personalizar, porque, es algo de todos. Perdonamos muchas ocasiones, y la ley del fútbol no falla. Más allá de los fallos puntuales, y con la final de Copa a la vuelta de la esquina...para poder alcanzar los objetivos, recordemos quiénes somos.

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