El Derbi nos dejó una imagen cuanto menos preocupante. Marcelino tenía muy bien trabajado al rival, pero con independencia de que le ganara la batalla a Paco López, el Levante UD falló en la presión. A Roger y Morales no les acompañó un centro del campo en el que, a diferencia de Campaña, Parejo recibía entre medias de los centrales y oxigenaba sin que nadie lo tapara gracias al trabajo primero de Wass y luego de Coquelin. En mi opinión ahí estuvo una de las claves del partido junto a la confirmación de la falta de fondo de armario e incluso de oxígeno, sin duda un aspecto que junto al problema anímico por los malos resultados lleva de cabeza al entrenador para mantener un sistema que tenía definido.

Peores desde enero

A estas alturas se ha hecho evidente que el Levante UD es uno de los pocos equipos de Primera División, sino el único, que se ha debilitado en el mercado . Económicamente se ha reforzado con el traspaso de Boateng. Deportivamente, con independencia de la lesión de Doukouré, para la mala suerte y los contratiempos no había nada previsto y a excepción de la defensa con Vezo, en el resto de demarcaciones se ha ido a peor. En Mestalla, en vez de Róber. Y Boateng, en un momento tan puntual como este y pese a ser un delantero de pocos goles pero determinantes, sería más que interesante para reactivar la presión. Se ha jugado con fuego y la LaLiga está haciéndose muy larga después de una primera vuelta en la que estábamos todos tranquilos.

Señales de impotencia

Para el fútbol ofensivo que generaba el Levante ahora no hay gasolina suficiente porque al equipo no le alcanza para hacer una presión tan asfixiante como antes y robar rápido el balón. El Valencia, por contra, en uno de los partidos más plácidos que ha tenido en casa, salía como una moto con Cheryshev y Guedes. La sensación en Mestalla es que el Levante no tuvo opciones ni en el momento en el que empató y esa muestra de impotencia es por lo que más hay que preocuparse. En la segunda parte contra el Athletic no, pero ante el Eibar se pudo perder y con el Huesca el empate fue justo. El equipo, por ejemplo, funcionaba bien incluso cuando cayó goleado las dos veces contra el Sevilla, pero ahora no está tan fresco ni genera las ocasiones que tenía antes. Tampoco llega tan rápido arriba y si lo hace ya no es con tantos jugadores, en parte porque los titulares llevan ya muchos partidos a cuestas. Paco López, con los cambios de dibujo, intentó tocar todos los resortes que pudo pero sin éxito y con el riesgo añadido de desorientar a los jugadores ante un Valencia que le robaba el balón fácil en tres cuartos de campo y se plantaba siempre con peligro en las zonas de finalización. Tanto Guedes. Y en cuanto al fondo de armario, a pesar de la lesión de Kondogbia, no hay duda de que Marcelino tiene material para el tramo definitivo de temporada aun estando inmerso en tres competiciones con la final de Copa y salvo giro radical también las semifinales ya de la Europa League.

Que pase la mala racha

Pese a la sensación de decadencia del último partido, el próximo domingo hay que esperar que pase la mala racha y que el Levante vuelva a ser el que era creando ocasiones, tapando mejor las bandas, poblando el centro del campo, juntando las líneas y, por qué no, jugando también más arropado, en bloque. Hay tiempo todavía para alcanzar el objetivo, que realmente no está tan lejos sino apenas a dos partidos, pero hay que cambiar cosas, corregir fallos y que desaparezcan esas malas sensaciones con las que el equipo se fue de un Derbi en el que la derrota entra dentro delas posibilidades pero en el que el Valencia fue esta vez demasiado superior.

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