El Valencia CF va a regresar al tajo pronto, justo cuando el resto de los mortales encaren sus vacaciones. El 8 de julio vuelven al lío, y tras diez días de asunción de la dura realidad, se van a Crans Montana, en la bella y tranquila Suiza, donde ya fueron el año pasado. Crans Montana me suena a mar y montaña, a Hannah Montana o a tanto monta, monta tanto. Es lo único divertido que se puede decir de un lugar así. Yo estuve en el viaje de fin de curso de octavo de la EGB a orillas del lago Leman, y mientras me daba besos con mi amor de pubertad, mis amigos se dedicaban a montar el pollo en el camping, del que casi salimos por patas, con ataque de nervios de los profesores. Suiza es un lugar maravillosamente neutral. Tan neutral, que es soporífero.Dilemas

Entre Suiza y Austria el tiempo pasa como el segundero de un reloj en el pasillo de una biblioteca. Tic. Tac. Tic. Tac. Cadenciosamente, sin pasión, sin mayor riesgo que mirar la vida pasar, como la canción de Fangoria. Ese es un lugar fantástico para que los jugadores se aíslen de todo, aunque es una pantalla virtual de la que tarde o temprano hay que salir para encarar el mundo. La verdad está ahí fuera. Para afrontarla, tendremos que tener una plantilla competitiva. De momento, empezamos la casa por el tejado. No teníamos problemas en la portería, y ahora existe el dilema de Neto. Si el portero y el entrenador coinciden en que lo mejor es salir, cosa que sólo sabemos por dimes y diretes, solo queda cambiar la ficha. Jasper Cillessen es el elegido, pero todo son mareos porque no se cierra nada. Para mí, porterazo.

Costes

Pero el mundo fichajes, con alguna contada exscepción, está en modo pausa. Todo está en el aire. Cillessen, por un lado. Denis Suárez, que parecía hecho pero ahora está en el aire, por otro. ¿Lo queremos cedido o comprado? ¿A qué coste? Otro que tal es Rafinha, gran jugador pero que viene de una lesión gorda, que no es poca broma. Sería maravilloso ver jugar al hijo de Mazinho aquí, pero los costes de los tres son serio asunto. No estamos tan boyantes. Por no hablar de Maxi Gómez, que parecía hecho pero ahora parece que se puede quedar en agua de borrajas porque su cláusula de rescisión es del crack que se supone que es, pero no estamos tan seguros. El Celta no quiere regatear, y Santi Mina es harina de otro costal. Yo lo tengo claro. Si no se pliegan a la lógica, nos quedamos con Mina, que vale oro, en actitud y estadísticas.

Demostrar

¿Y Kang In Lee? Huele a cesión, porque si no ya habría salido alguien del club a decir que es la perla del Valencia CF. Que lo es. Lo que pasa es que, por lo que sea, no parece que el entrenador lo vea listo para foguearse en los retos del año venidero. Una lástima, porque hemos visto vestir la camiseta a muchos, muchos jugadores que, más talluditos, no eran de lejos ni la mitad de buenos. Pero este es un negocio en el que los galones y la edad cuentan mucho. Yo confío en que los diez días de precalentamiento en València sirvan para que el entrenador empiece a mirarlo con otros ojos, si el jugador decide implicarse. Y eso significa seguir el Soler style, un jugador que, más allá de las preferencias o gustos de Marcelino, se gana un sitio en el once cada semana. Porque es ejemplar y se deja la piel, por no decir otra parte de la anatomía.

Renovación

Por cierto, ya he renovado el pase. El mío y el del chiquillo. No es consciente el pibe de que esto es una excepción en la década que hemos vivido peligrosamente. La verdad es que si algo ha supuesto la llegada de los singapureses es la comodidad de renovar en un clic. No más colas bajo el sol, no más ventanillas, teniendo que llevar los pases antiguos, total para que te los amputaran con tijeras, para desolación de los coleccionistas, y desesperación de los despistados que no saben dónde los han calado. Podrán decirme que eso lo han cambiado los tiempos. Pero no es así. Desde la Final de Copa del 99 habrían podido plantearse soluciones creativas para evitar pitotes en la calle y acampadas nocturnas por entradas. Digitalizar era cuestión de voluntad.

Grada

Es maravilloso lo de domiciliar el pase. Como tener el estadio impoluto. Vivo al lado y el suelo brilla por dentro. Yo lo único que pediría es que se eche un vistazo al cemento de la grada 'nueva', o sea, el gorro que le pusieron al estadio, a la altura de sillas gol norte alto. Me imagino que en sur pasará lo mismo que voy a contar. Cada vez que un aficionado que está en la grada-mamotreto superior tira, sin querer o queriendo, un vaso de bebida a sus propios pies, el líquido elemento se filtra y moja a los de abajo. También caen pieles de pipas chupadas, si el viento acompaña. O sea, echarle un repasito al 'buñuelo'. Mientras nos vamos yendo al nuevo, y tal. Ya, si eso. Gracias.

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