Tras la semana de penitencia, llegó la calma chicha, y con ella el Taronja. La gente está a muerte con el equipo, y existe una comunión plena. Hacía muchos, muchos años que no llegábamos a un inicio de temporada con un plan. Y el plan es ser el mismo equipazo de la Copa del Rey. Tras años de cambios de proyecto, de intentar encontrar una tecla que no existía, de tratar de armonizar una paz social que nunca llegaba con una estabilidad deportiva, empezamos la 19/20 con el sueño dorado de cualquier aficionado: una máquina de jugar al fútbol. El equipo está en otra dimensión con respecto al Inter. El italiano es un equipo temible históricamente, pero el Valencia juega a otro deporte. En ritmo, en posesión, en controles orientados, en calidad individual, en planteamiento táctico. Es otra liga, nunca mejor dicho.

Kaiser

Varias cosas son destacables. Una, que el equipo titular fue el de Copa. ¿Homenaje o declaración de intenciones? Es un once de leyenda, parte de la historia del club. Sea como fuere, poder asistir a la unificación de los mismos jugadores un verano después es la manifestación empírica de la estabilidad. Casi un milagro, en el fútbol moderno, en el que se cambian jugadores más rápido que los cromos en la plaza del Mercado. Por ello, el público estaba exultante. Ya estaba el personal dando saltos desde el inicio, una hora antes, cuando se presentó el equipo sin ínfulas, pretensiones ni cohetes. La mejor traca es el público. Siempre. También fue emotivo ver a Arias con la bandera fundacional. Para los que hemos tenido el privilegio de verle jugar, es el equivalente a Rummenigge en el Bayern. Nuestro Kaiser.

Memoria

Cada vez que el Valencia cogía la pelota, la sensación que daba era de que podía hacer mucho daño. Por varios motivos. Uno, la velocidad. El equipo juega de memoria. Pim, pam, pum. Da la sensación de que todos saben dónde están situados sus compañeros en cada momento, y trazan jugadas de tiralíneas. Los centrocampistas arriesgan en diagonales, no aburren con un juego de banda a banda sin sustancia. Rodrigo y RodrigoGameiro. Por su parte, los italianos jugaban al trantrán, como en 1987. Parecía que habían salido de una máquina del tiempo. Eso sí, el catenaccio es atemporal, nunca pasa de moda. Son un prodigio de movimiento militar en sus líneas. Por eso es tan difícil encontrar huecos.

Bandas

Las bandas son otra película. El sábado, Guedes. Precisamente de ellos nació el primer y único gol del Valencia en el encuentro. Si había un momento para lucirse, Guedes. Estaba el personal algo impaciente por ver la mejor cara. Siempre tenemos la esperanza de ver al primer Gonçalo, el que llegó con la ilusión de un niño y jugaba para divertirse, lanzándose a la cabalgada sin contemplaciones. Pero el del Taronja se le acercó mucho. El que parece que le ha pillado el tranquillo es Soler. Sea por atrevimiento o por orden táctica, se lanza a regatear, a subir la cal, no se limita a irse por el interior sino a sorprender. Luego, con Ferran y Cherishev también tuvimos la chispa adecuada, que dirían Héroes del Silencio. El talón de Aquiles del año pasado está en vías de extinción.

Laterales

Queda el problema del lateral. No nos aclaramos en la grada. Si falta un recambio en la banda, y estamos pensando en que el Villarreal nos ceda a Jaume Costa, ¿por qué hemos cedido nosotros a VillarrealJaume CostaLatoGayà está de cine y el mercado lo valora como tal, el tercero más caro del mundo en su puesto. Pero necesita un sustituto de su corte y confección, con todos los respetos para Salva Ruiz. En el otro lado, Wass se ha acomodado a un sitio que no era inicialmente para lo que vino. Y Piccini va por días, aunque parece que llega entonado. De hecho, el Valencia empezó de cine y se vino un poco abajo con el carrusel de cambios. Todo lo contrario que el Inter. Que Manu Vallejo, Jason. Marcelino sabe lo que quiere, y parece dejar claro lo que no tiene.

Traspiés

Harina de otro costal es Kang In Lee. No entendíamos su descarte. Y dio un pase mítico a Chery. Pero también es cierto que la jugada del penalti viene de una pérdida del surcoreano en la frontal del área del Inter. Ello conllevó una contra rápida y un torpe penalti...de Chery. En los resumenes saldrá el traspiés del ruso, pero es más difícil que salga el origen de la jugada. Y es muy probable que Marcelino por eso pueda defender su postura en la cesión. En el fútbol es más importante saber lo que no hay que hacer, que hacer lo que realmente sabes hacer. El penalti de Garay

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