Si hace siete días no se ganó a pesar de haber jugado mejor que el contrario, anoche lo único que podía hacer el Valencia era perder. Porque el Celta fue global y puntualmente mucho mejor. Parece el equipo empeñado en seguir la senda macabra del inicio de la temporada pasada. En Vigo, salió a verlas venir, no pudo reaccionar cuando quiso y siempre fue a remolque, desfigurado en un campo que se les hacía kilométrico cada vez que echaban una carrera. Ni siquiera a nivel técnico parecieron los visitantes superiores al Celta. Esto no pinta nada bien.

Kondogbia

El francés, igual que ante la Real, fue un lastre para los suyos. Su estado físico es lamentable, impropio de un futbolista de primera división. Verlo perseguir a todo rival que se le arrimaba como si fuera un rocín de feria de pueblo rozaba en lastimoso. El agujero que dejaba en su zona fue aprovechado una y otra vez por los locales, que entraban como cuchillo en mantequilla caliente hasta la cocina de Cillessen. El gol del Celta viene precedido de otra carrera contemplativa de Kondogbia. Lleva ya más de un año dándole la razón a Deschamps, que desde luego es bastante más listo que muchos de los que por aquí ponían el grito en el cielo antes del Mundial.

Piccini

Cuesta pensar en un futbolista de época reciente que le haya costado más puntos en menos tiempo a su equipo. Su pasividad en el balón que pone Suárez en el 1-0 retrata a la perfección a lo que salió el Valencia CF a este partido. Mucho ha tenido que cambiar Italia para que sus defensas salgan así. Wass le da mil patadas en su puesto. Se las da a casi todos los demás en su sitio respectivo.

El Celta

Le bastó al remozado equipo de Escribá salir un rato a morder para embolsar el gol y llevar luego el ascua a su sardina todo el encuentro. Entre sus novedades, dos laterales que han jubilado a un engañagradas de manual como Mallo. Lo bien que le iría al Valencia hacer lo propio. Tienen, además, futbolistas que saben jugarla arriba. Y por si eso fuera poco, Lobotka, que no es precisamente Pogba, dejó en ridículo a Kondogbia cada vez que echaban una carrera. Con la pelota en el pie, uno parecía Maradona y el del Valencia, primo de Aderllan. Lo tuvo muy fácil ante un Valencia que dio pena, pero en Vigo pueden dar alegrías.

El Valencia

Nada nuevo bajo el sol. Vimos partidos así la pasada temporada desde que empezó hasta que terminó. El problema es que la virgen se aparece poco y cada vez menos. Parejo no lo va a solucionar todo y, además, siempre tarda en arrancar. No hay que esperarlo a tope hasta final de septiembre. Y así, el día que mete la pata un defensa, lo que también sucedió de manera recurrente el curso anterior, te vas al hoyo sin remisión. Lo que no tiene perdón es esa salida fría y apática, con la línea metida en la frontal de tu portero como si el Celta fuese el Real Madrid. El problema es que también lo hemos visto cien veces y por aquí se aplaudía hasta con las orejas. La diferencia es que ahora Marcelino está cabreado y eso puede terminar muy mal.

Ferrán

Si este chico fuese la mitad de bueno de lo que él, sus representantes y algún que otro vendedor de persianas creen que es, el Valencia tendría la banda resuelta para un buen rato. El problema es que, no me cansaré de decirlo, cada partido que juega lo hace un poquito peor que el anterior. De la frescura que aportaba en tiempos de su debut ya no queda nada. En efecto, el partido fue para olvidar.