Si alguien aún no estaba convencido de que Marcelino no podía continuar un minuto más en el banquillo del Valencia, su patética rueda de prensa creo que despeja cualquier incógnita. Intentar hacer creer al aficionado del Valencia que Peter Lim Peter Limlo despide «por ganar la copa del Rey»que desmonta cualquier mensaje suplementario y destroza de un plumazo el buen recuerdo que a algunos les pueda haber dejado el periplo del asturiano al frente de la primera plantilla del club.

Nadie, ni el más inocente de los párvulos valencianistas, le va a comprar a quien no ha sabido despedirse del club como un señor algo que sólo un asesor que bordea el retraso intelectual puede haberle diseñado como discurso ¿Cabe en cabeza humana que después de meter, de milagro pero meter, al equipo en Champions, el Valencia le envió a su técnico el mensaje de que había que perder la final en Sevilla ¿Marcelino de verdad quiere vendernos eso? ¿Tan elevado concepto tiene de nuestra capacidad de entendimiento? ¿Quiere que nos creamos que en Singapur andan indignados por haberle dado a la afición la alegría de la Copa? Si este buen hombre tiene 20 personas en su equipo de asesores y lo único que se les ocurre para echarle a la afición encima a la propiedad es esta tontería es como para que se plantee echarlos a todos. Y, tal vez, irse él detrás.

La imagen que ha ofrecido el ya extrenador ha sido la de un hombre despechado, soberbio y completamente ajeno a cualquier realidad. Sucede a menudo con los que se creen en posesión de la verdad absoluta. Demuestran sus venenosas e inverosímiles palabras, además, lo poco que le importa el Valencia. Demasiadas cosas le aguantó Peter Lim, a quien en todo esto lo único que le podemos reprochar es la tardanza en el despido y, seguramente aunque habrá que esperar para saberlo, la elección del substituto. De lo más bochornoso que uno recuerda en época reciente. Qué paz nos dejas, Marcelino.

Más opiniones de colaboradores.