Cuando hasta hace poco se debatía sobre si la plantilla de esta temporada era o no mejor que la precedente, un simple dato parecía escapar a todo el mundo: Mina está en el Celta y Gómez bañándose cada mañana en la Malvarrosa. Un simple detalle, pero que muchas veces separa el éxito del fracaso. Allí donde Mina chocaba una y otra vez contra su propia incapacidad, Gómez va dejando muescas de su alma de killer, de verdadero depredador. En esa zona donde a Rodrigo se le apagan las luces, Gómez pone las largas sin ceder un ápice de terreno a la precipitación del torpe. Esa sociedad que los dos forman puede dar muchas tardes de victoria a poco que cada cual, y en especial Rodrigo, asuma su papel. Uno prepara la carga de dinamita con sus dedos de prestidigitador y el otro lo hace saltar todo en pedazos con la fría calma del asesino. Una dupla estelar que ya quisieran muchos de los clubes punteros de Europa

Otro fútbol

Para variar, esta vez salió el Valencia metido en harina. Es bien cierto que el Alavés plantea un fútbol de lo más primario y dispone de piezas que no invitan precisamente al optimismo a sus aficionados. Pero otro tanto se puede decir del Mallorca, que sin embargo llegó a Mestalla y dio un recital en sus veinte minutos de presentación. Con las piernas aún frescas, se veían ganas de quitarse la espina del correctivo -exagerado- del Ajax. Y vimos algo diferente al infumable tostón del último bienio. El Valencia quiso ser protagonista. Parece que se acabó eso de jugar al contraataque y metidos todos atrás hasta contra equipos de cuarta división. Todas las líneas se han adelantado una buena porción de campo y la pelota llega arriba mucho más limpia. Es Rodrigo el principal encargado de romper al rival en tres cuartos y en una de esas acciones, encontró a Gómez. Nunca es fácil abrir la lata ante conjuntos que vienen a replegarse y buscar el churro a balón parado, pero siempre dio la sensación de que algo podía pasar. Se echó en falta, eso sí, laterales más incisivos en ataque para aprovechar que ahora se llega bastante mejor por banda. Nada nuevo bajo el sol. Hace más de un lustro que el Valencia juega sin laterales ofensivos. Ni por un lado, ni por el otro. Como si no existieran.

Parejo

Tanto más mérito tuvo ese primer tiempo cuanto que se produjo en uno de los partidos más aciagos de su capitán. No le salió nada. O, más bien, cometió una cantidad de errores en el pase impropios de alguien de su fiabilidad. Tuvo uno de esos días que a todo futbolista llega de vez en cuando y, además, pareció por momentos agotado. Y sin embargo demostró toda la calidad que atesora en la jugada del penalti, en la que sacó fuerzas de agónica flaqueza, y su sangre de hielo convirtiendo la pena máxima a lo Panenka. Para quitarse el sombrero. Esperemos que el parón le sirva para revitalizarse.

Wass

Otro que no dejó de cometer errores, a menudo de una imprudencia casi letal, fue Wass. Es difícil saber qué le pasa a este chico. Tal vez eche de menos al anterior entrenador. Pero si Parejo carece de sustituto habida cuenta cómo está la enfermería, no sucede así con el danés, cuya permanencia en el once es una temeridad.

Celades

Es de suponer que como su equipo ha ganado, dejarán de lloverle palos. Así es este invento. Lo cierto es que acertó sacando a Diakhaby, precisamente, a Parejo, en un momento en el que el Alavés estaba siendo dueño y señor. Se cayó el Valencia en la segunda parte. Llegó un momento en el que nadie daba una a derechas y por fin el entrenador metió el bisturí sin esperar a que fuera demasiado tarde. Diakhaby, con su dinamismo alocado, era lo que le hacía falta al partido, que bien pudo acabar plácidamente sin el enésimo regalito al rival, esta vez de Garay, que faltaba en la colección.

Guedes

Está la parroquia muy exaltada contra Guedes. Desde luego no está exhibiendo sus mejores virtudes y alguna explicación habrá más allá de lo deportivo. Pero hay quien piensa que el portugués en una mala tarde, en la peor de toda su carrera, suma en mayor medida que Vallejo y Sobrino juntos en el mejor de sus días. De Guedes se puede esperar algo, aunque sea por contumacia dado que el chico no deja de intentarlo. Los dos futbolistas que sacó ayer Celades como supuesto revulsivo lo máximo a lo que pueden aspirar es a no quedar en evidencia. Esto es el Valencia y al que no le alcanzan las condiciones se le ve a la legua.