Gran partido de Liga de Campeones y clasificación merecida para el Valencia CF, que ha dejado fuera a uno de los semifinalistas de la temporada pasada y ha superado también al Chelsea, campeón de la Europa League. La actuación fue completa; defensivamente el equipo estuvo perfecto y desde ahí empezó a conquistar el triunfo. En este nivel siempre se sufré, el Ajax empujó desde el minuto 70, pero la respuesta fue consistencia e intensidad. En la recta final se fue Gabriel expulsado, pero Celades respondió de inmediato con Mangala, que ayudó a contrarrestar el juego aéreo. La puesta en escena fue de equipo maduro, los jugadores entraron con mucha dinámica, sabiendo lo que se jugaba, con Parejo dominando y Coquelin dominando, en lo suyo.

Celades insistió en el 4-4-2 que tan buen resultado le da. El entrenador tenía el plan de partido claro. Trabajó hasta agarrar el momento de desorden que siempre aparece en el Ajax, buscó esas transiciones y el contragolpe ofensivo, con la pareja Rodrigo-Gameiro y con la explosividad de Soler y Ferran por banda, jugadores que cada vez son más hombres, básicos en este sistema. El equipo hizo dos cosas clave: mantuvo referenciado a Van de Beek y realizó un marcaje sobre el pivote, Lisandro, posición determinante en la historia del Ajax. Así desorientó a los de Ten Hag.

Insisto en el nivel defensivo del Valencia, consecuencia del posicionamiento de los dos centrales y de los dos mediocentros, tanto Parejo como Coquelin brindaron ese cinturón de seguridad que el Valencia requiere en partidos así. Junto a ellos, brilló otra pareja: Diakhaby y Gabriel sincronizaron muy bien las coberturas a los dos laterales y viceversa, cuestión que en encuentros anteriores no se veía tan aceitada. Con todos concentrados y bien posicionados, el bloque se manejó en 25-30 metros. Parejo y Coquelin parecieron atados por un cinturon. Ellos se encargaron de sacar a la defensa para reducir espacios y que no hubiera conexión entre líneas, otra clave para reducir a un rival de juego posicional. Todo un Ajax terminó jugando directo, colgando balones, siendo previsible.