Poco se puede decir cuando el rival es tan superior, línea por línea. Sólamente queda analizar y mejorar. Es una pena escribirlo porque el Valencia CF venía bien. Vamos a ver cómo levanta está imagen, pero no hay que darle más trascendencia de la que tiene. Fue un mal partido, un mal planteamiento. Creo que la causa princial fue el cambio de sistema. Desde la entrada ya se vio: no se sintió nadie cómodo, principalmente Parejo, que no se encontró en esa función de segundo punta por detrás de Gameiro, que fue una isla. Al pasar de doble 5 se hizo más importante, pero contra el Madrid no puedes regalar nada y se regaló cerca de una hora; hasta la entrada de Maxi por un mediocentro, de más durante varios minutos. La ausencia o presencia de Maxi se siente muchísimo.

Por la apuesta táctica de Celades y Zidane, el partido estaba destinado a tener sorpresas estratégicas y las hubo. La acción que rompió el guión fue totalmente desafortunada e increíble. El gol de córner de Kroos no se puede conceder a este nivel. El segundo llegó tras un movimiento de Federico Valverde, un desmarque marca de la casa. El uruguayo es un futbolista que siempre gana la espalda al lateral y al central. Esos desmarques contra la última raya de fondo son muy difíciles de marcar. Lo advertimos en la previa, Valverde era un factor -clave- a controlar.

Pese a no estar Rodrigo, sorprendió el cambio al 4-2-3-1, con Parejo de mediapunta, pero lejos de Gameiro. A la hora de defender, en transición defensiva, se metió en la línea de medios para dar una mano en la recuperación. Los dos quedaron aislados en la segunda jugada, en el momento de ganar el balón dividido o lanzar el ataque rápido. Faltó profundidad, llegada por sorpresa al espacio. Soler y Ferran quedaron limitados; muy por la labor de defender y no ofender. El Valencia CF nunca adelantó los 10 metros que necesitaba para jugar más junto e intimidar. El Madrid se dispuso en 4-2-3-1 también: Modric por detrás de Jovic, Isco en izquierda, Valverde por derecha... Coquelin nunca llegó a agredir a la dupla Kroos-Casemiro. La idea era dominar y dominó.