Albert Celades acertó de partida con el sistema, 4-1-4-1 o 4-5-1, y de manera especial con la posición de Geoffrey Kondogbia. El eje central le viene como anillo al dedo al '6' del Valencia, que formó un triángulo defensivo en auxilio de Gabriel Paulista y Mouctar Diakhaby y, al mismo tiempo, liberó a Dani Parejo y Carlos Soler para distribuir el juego con criterio y pisar y poder pisar el área del Alavés. En los comienzos, además, el equipo supo neutralizar a los locales y estudiarlos con seguridad. Lo hizo fenomenal, dominó territorialmente en los primeros 45 minutos con y sin balón. En la banda derecha me sorprendió el hecho de que Florenzi jugara por delante de Daniel Wass. Lo había pensando al revés, si bien el italiano ofreció aire al danés gracias a su inteligencia táctica. Por la izquierda Gayà y Cheryshev se encargaron de completar las alas del equipo con intensidad táctica y profundidad.

El premio al serio partido del Valencia, pragmático y encontrando salidas por los pasillos laterales en corto y en largo, llegó a los 33 minutos con el golazo de Parejo. Fue justo, el equipo valencianista estaba haciendo más que el Alavés. Tremendo trabajo táctico, sobre todo, de Kondogbia en lo defensivo y ofensivo. No solo por él, sino por y para el colectivo. En cuanto al gol, la falta directa ejecutada fue ese tipo de acciones paradas reservadas al capitán. Una especialidad, la pelota parada, en la que apenas tiene comparación extrayendo a Messi de la ecuación. Se lo merecía, puede dar más o menos, pero Parejo es la brújula del equipo y el hecho de no perderse nunca una cita aumenta su rentabilidad.

Incomprensiblemente, el Valencia de Celades bajó demasiado el listón en el segundo tiempo y lo pagó con la pérdida de dos puntos. El partido adoptó otro guion diferente por completo. El Alavés se apoderó del terreno saliendo del descanso a ser protagonista. Los vascos redujeron espacios, comiéndole como 15 metros al Valencia y acercándolo peligrosamente a las inmediaciones de un portero con dudas en la cuestión aérea. De nuevo, la acción parada decidió. Ahora para el empate del Alavés. Un fallo en las vigilancias defensivas del Valencia en el área grande, zonas en las que perder la concentración es algo que los rivales cobran con goles. Más aún a estos niveles. Conforme decayeron Kondogbia y Parejo, el Alavés se hizo fuerte con balones en largo. El Valencia perdió la posesión y el control. Resultado justo. Nadie mereció ganar. Toca mantener el entusiasmo y seguir luchando para lo que se viene.