El Valencia deja la sensación de ir en contra de todo lo que se puede hacer bien. La crisis que explotó tras el cierre de mercado afecta a todo, a un cuerpo técnico nuevo, que llega con los votos renovados, que llega con una ilusión tremenda a una institución grande como el Valencia, que por historia siempre tiene que pelear por lo máximo posible, sobre todo, por entrar todos los años en Champions League.

Por eso, queda sensación de frustración, sensación de austeridad, sensación de querer y no poder por encima de todo. Trabajar así es muy difícil. La afición no se merece esto, pero tampoco lo merece el cuerpo técnico comandado por Javi Gracia, que llegó con el aval de una dirección deportiva, hipotética, visto lo visto. Es complicado que se puede hablar de dirección deportiva, no por la capacidad que pudiera tener César Sánchez en su momento o por la capacidad que puede tener Miguel Ángel Corona, sino por su poder de decisión. Son dos cosas diferentes: capacidad de decisión y poder de decisión. Si tienes la capacidad, pero no tienes el poder es como no estar.

Conclusión: creo que el equipo debe marcarse objetivos a corto plazo e ir jornada a jornada. No puede ni debe ponerse metas a medio y largo plazo. Explico los motivos: la plantilla es muy corta, no está bien estructurada. No es una temporada para plantarse objetivos muy altos; creo que la consigna del «partido a partido» viene como anillo al dedo consecuencia del armado del plantel y de todo lo que ha sucedido. Europa, hoy, es una utopía.

Plan de acción frustrado

Va a ser una carrera de fondo. Las metas a corto plazo son fundamentales, la mejor manera de avanzar dadas las circunstancias.

Vamos a ver cómo sigue todo esto porque no es fácil para un cuerpo técnico trabajar con la duda de qué es lo que quiere el consejo de administración, de qué es lo que quieren los propietarios. Un proyecto deportivo es saber donde estoy parado para saber donde quiero llegar; hacer un análisis de fortalezas, oportunidades y amenazas. Gracia tenía claro lo que necesitaba para aspirar a ciertos objetivos, pero el plan de acción no se ha concretado. En esas condiciones, nada puede entrar en desarrollo. Es complejo trabajar así, pero siempre han existido imponderables y se ha salido adelante. Este tiene que ser uno de esos momentos. El Valencia CF puede salir adelante, pero la propiedad tiene que ser mucho más receptiva y dejar trabajar a los especialistas en sus áreas.

Una vez que Javi Gracia continúa es momento para interiorizar: «Esto es lo que tengo, esto es lo que hay y voy a intentar dar el 120%, se terminó la posibilidad de traer jugadores y toca mentalizarnos en el partido a partido, no más que eso».

Carencias sin resolver

Respecto a la parte estructural del equipo, es evidente -como siempre insistió en el análisis de los partidos- que la figura que más falta en el andamiaje táctico del Valencia es el mediocentro mixto ofensivo, ese mediocentro que distribuye con criterio en corto y en largo, ese mediocentro que llega al borde del área rival para esperar los rechaces en esas segundas jugadas, un jugador con golpeo en largo, con golpeo a portería, ese centrocampista para acompañar en las transiciones defensivas al mediocentro defensivo. Después, estaría faltando también un defensa central de categoría, un central de esos que realmente impongan con nombre, pero, sobre todo, con su potencia física, lo que reclama el fútbol actual. Ese central de jerarquía y de mucha presencia podría ser acompañado perfectamente por los que ya están. Me hubiese gustado también un delantero satélite que acompañe a Maxi Gómez, un delantero a lo Kevin Gameiro, con cinco o seis años menos, ese delantero que no para de tirarte los desmarques, que utiliza espectacularmente las espaldas de los laterales rivales y que se compenetra a la perfección con Maxi Gómez. Me hubiese gustado un especialista de banda para subir el nivel, hubiera sido bienvenido, indistintamente del perfil, izquierda o derecha. Cuando se juega el sistema 4-2-3-1 o 4-4-2 es fundamental tener aceitadas las sociedades en los pasillos laterales. Esas ausencias obligan a invertir en jóvenes y no tan jóvenes, a esperar la mejor versión de todos. Javi Gracia es de aprovechar y exprimir cada activo, no puede desperdiciar la oportunidad ni por obsesiones ni por capricho.