Dice la Biblia que es más fácil que un camello pase por el ojo de una aguja que un rico entre en el Reino de los Cielos. Ayer en el desierto de Baréin no sabemos cuántos camellos intentaron meterse por un orificio tan relativamente diminuto para su tamaño, pero el Haas de Romain Grosjean hizo algo más difícil todavía.

La pista de Shakir fue el escenario de uno de los accidentes más sobrecogedores de la Fórmula 1 desde hace mucho, pero mucho tiempo. Tras la salida, un error del piloto francés al intentar evitar una melé delante de su coche le hizo impactar con otro monoplaza y Romain salió catapultado hacia el guardarraíl. En una fracción de segundo solo veíamos una enorme bola de fuego. Imposible, es imposible que hoy día pase esto. El depósito de combustible de estos coches va metido en un contenedor de seguridad irrompible, una tecnología copiada en la Fórmula 1, como tantas otras, de la aeronáutica. Pero toda esa seguridad queda en nada si el coche se parte por la mitad ¿Y cómo diablos se rompe un coche por la mitad? Solo con una fuerza brutal se puede seccionar un monoplaza y esa fuerza la encontró el Haas de Grosjean al meterse por un hueco imposible. Piense en la altura de un Fórmula 1: son 95 centímetros máximo por reglamento hasta la parte superior, excluyendo la cámara de televisión. Reste unos pocos centímetros, ya que la parte superior de HALO queda un poco más baja.

Piense ahora en el hueco entre dos bloques de un guardarraíl: apenas le cabría la palma de su mano. Pues por ahí se metía Grosjean, más difícil que lo del camello y el rico juntos. Y fue el HALO, ese apéndice tan criticado en el momento de su implantación, el que evitó que Grosjean entrara en el Reino de los Cielos. El HALO no está pensado para soportar esa fuerza brutal, pero afortunadamente lo hizo, evitando una situación tan grave como la que acabó con las vidas de María de Villota o Jules Bianchi. El HANS además evitó que se partiera el cuello en esa deceleración increíble y la rápida actuación del coche médico y los comisarios ayudaron a extinguir el fuego que quemaba a Romain.

Las imágenes del impresionante accidente:

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