11/01/2021

Un lavado de cara inesperado

Se vio a un Valencia diferente, muy distante de la versión funeraria que ofreció ante el Cádiz

GAUDEN VILLAS

Ni el frío recio castellano ni lo que venían mostrando Valladolid y Valencia hacían presagiar mucha algarabía en un duelo que, sin embargo, resultó la mar de entretenido. Se vio a un Valencia diferente, muy distante de la versión funeraria que ofreció ante el Cádiz, ambicioso sobre todo en un primer tiempo en el que fue bastante superior a los locales. Tuvo, además, esa pizca de suerte y concesiones defensivas del rival que hasta ahora le habían sido esquivas. En un campo en el que no es fácil ganar y en unas circunstancias muy adversas, se volvió a demostrar que si el Valencia está donde está no es por falta de implicación de sus futbolistas. Ellos le han salvado el pescuezo a su entrenador, que recibe un balón de oxígeno que habrá que ver si sabe aprovechar.

Vuelve la derecha

Ha pasado media liga para que el Valencia aparezca por la derecha. Lo hizo de la mano de dos futbolistas jugando en su posición natural. Correia y CorreiaWass. A lo largo de la primera mitad fueron sobre todo ellos los que cercaron el área pucelana con el punto de agresividad que los chicos jóvenes desgraciadamente no tienen. Casi todo el fútbol lo puso esta versión más lógica del Valencia, que se atrevió, acaso por vez primera en el torneo, a acampar de manera casi permanente en las inmediaciones del área enemiga. Se sucedieron los centros conmintención al área que teníamos tan olvidados, se mascó el gol que a punto estuvo de llegar en una doble ocasión de Gayà Pero no se acabó de abrir la lata. Maxi no tuvo su noche y lo que llega a CheryshevPor tenacidad


Si en la primera parte el Valencia puso el fútbol, en la segunda lo que encontró fue el gol. Lo hizo en un fogonazo, nunca mejor dicho, aislado. Había por entonces cambiado el panorama. Por algún motivo, Wass abandonó su posición en el carril para mezequipo, en lugar de reforzar su estrategia, se descompuso. Tomó el mando el Valladolid, con más voluntad que maneras. Llegaban al área y se les apagaban las pocas luces que su entrenador puso en el once inicial -debe ser una plaga porque Sergio también dejó a lo mejor en el banquillo-. En una acción aislada de Soler llegó el regalo de Masip, lo más parecido a Doménech que hay en la Liga si exceptuamos al propio Doménech. Disparo fuerte pero por el centro de la portería, que hasta ayer únicamente le convertían en gol al Valencia. Una buena noticia, al fin, que se vio reafirmada por la buena respuesta del equipo en una fase final en la que bien pudo sentenciar Vallejo, que disparó al muñeco cuando encaraba sin oposición. El colofón, con todo, fue un balón de los locales a la madera en el último suspiro. Algún corazón valencianista dejó un instante de latir, para variar.

¿Fin a los experimentos?

Si algo parece haber quedado demostrado en este aciago periplo que estamos viviendo es que al Valencia no lo van a sacar del barro ni los niños del juvenil ni los experimentos con gaseosa de su entrenador. Evidenciada la implicación de casi todos en intentar sacar las castañas del fuego como sea, han sido casi siempre los futbolistas con experiencia los que han resuelto las situaciones adversas con éxito. No es lo mismo Musah que Wass, ni Blanco que Cheryshev, ni Esquerdo que Racic La mejor noticia tiene que ser, por tanto, que nadie se ha bajado del barco por muchas vías de agua que un mal capitán haya generado en su casco.

Kang In

El único que no termina de aparecer es el coreano. En un buen primer tiempo en ataque de casi todo el equipo, faltó él. Es fácil ponerse en su piel y concluir que se ha sentido maltratado por un entrenador ?que solo lo pone cuando no tiene a nadie más, pero debería recordar que lleva una camiseta a la que le debe cuanto ha hecho en el fútbol y hacer ese esfuerzo suplementario por olvidarse de todo y demostrar las enormes cualidades que sin duda tiene.

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